THE
INTELLIGENCE PARADOX. Why the intelligence choice isn´t
always the smart one. SATHOSI
KANAZAWA . John Willeys and sons. 2012.
Finalmente,
creemos que el lugar apropiado para criticar los trabajos académicos, son las
revistas en las que fueron publicados, no en cartas a la prensa, donde no
pueden ser adecuadamente respondidas.
Este libro es una defensa de sus ideas y no se
puede decir que se amilane ante sus críticos. Piensa, que hay dos falacias que
debemos evitar: la falacia naturalista
y la falacia moralista. La primera,
que se debe a Hume y a G.E. Moore, es el “salto” del “es” al “debe ser”, la
tendencia a pensar que lo natural es bueno, que lo que “es”, es lo que “debe
ser”. La falacia moralista, se debe al microbiólogo de Harvard, Bernard Davis,
y dice lo contrario: es el salto del “debe ser” al “es”. Los políticos
conservadores tienen tendencia a pensar según la falacia naturalista (la
naturaleza diseñó a las mujeres para dedicarse a la crianza de los niños y a
los hombres para ser competitivos por lo que (salto) las mujeres deben estar en
el hogar y dejar los negocios y la política a los hombres… Los políticos
progresistas, tienden a pensar según la falacia moralista: como todos “deben”
ser tratados como iguales no hay diferencias genéticas entre grupos de personas
y los hombres y las mujeres son biológicamente idénticos. Para los “moralistas”,
solo hay buena ciencia si el mensaje es políticamente correcto. Como la inmensa
mayoría de los científicos sociales son progresistas, la falacia moralista ha
supuesto un problema mucho mayor en las discusiones sobre psicología
evolucionista que la falacia naturalista. La negación por los progresistas
(left-wing) de ciertas verdades empíricas inconvenientes ha culminado, según
Kanazawa, en la negación postmoderna de la objetividad científica. Los
conservadores niegan a veces las verdades científicas (los creacionistas del
cinturón bíblico americano) pero en las
universidades americanas no hay creacionistas. Lo que si hay son, muchos
postmodernistas que niegan la objetividad científica. Para Kazanawa, deben
evitarse las dos falacias y eso se hace, no hablando jamás en ciencia del “debe
ser” y sí del “es”. Hay a su juicio, dos únicos criterios legítimos para
evaluar las ideas científicas: la lógica y la evidencia. Las críticas deben
demostrar la inconsistencia lógica interna de unas ideas determinadas o
refutarlas con evidencias científicas. Kanazawa, se considera un
“fundamentalista científico” y reconoce que varias teorías suyas o de otros,
tienen implicaciones inmorales, horribles, contrarias a los ideales y ofensivas
para muchos, incluido él mismo, pero si se quiere solucionar los problemas
sociales es necesario que estos sean evaluados correctamente sean cuales sean
los resultados empíricos obtenidos. Si lo que afirmo está equivocado porque es
ilógico o carece de credibilidad, si no es verdad, entonces, dice Kanazawa, el
problema es mío; si lo que yo digo le ofende a usted, es su problema: Si la verdad ofende a las personas, es
nuestro trabajo ofenderlas.
El primer capítulo es una precisa exposición de
lo que es la Psicología Evolucionista y de la obligada defensa de la verdad
aunque no coincida o sea contraria a lo que sería conveniente política o
socialmente. Hay cuatro principios, según Kanazawa, para definir la Psicología
Evolucionista:
1.-
Las personas son animales. Que los seres humanos no son excepciones en la
naturaleza sino parte de ella, llevó a los primeros psicólogos evolucionistas a
aplicar las leyes de la evolución por selección natural y sexual a los seres
humanos. Somos una más de las especies de simios en la naturaleza y como tales,
obedecemos las leyes biológicas que establecen que la meta de todos los
organismos vivientes es el éxito reproductivo. Todos los seres vivos están
programados por la evolución para hacer tantas copias de sus genes como sea
posible.
2.-
No hay nada especial en el cerebro humano. Del mismo modo que millones de años
de evolución han formado la mano o el páncreas para realizar ciertas funciones,
ha modelado también el cerebro para que realice su función que es, resolver
problemas adaptativos que ayuden a la supervivencia y reproducción de los
humanos. El cerebro humano no es una excepción a las influencias de las fuerzas
de la evolución.
3.-
La naturaleza humana es innata. La psicología evolucionista no comparte la idea
de la mente como una “tabula rasa” como suponen muchos científicos sociales.
Como dijo William D. Hamilton, "la tabula
de la naturaleza humana nunca fue rasa
y está siendo leída ahora”.
4.La
conducta humana es el producto de la naturaleza humana innata y del entorno. La
enfermedad de Huntington es 100% genética y los factores externos no tienen
ninguna relevancia pero no hay ningún rasgo del comportamiento humano que esté
determinado al 100% por los genes y no hay ningún genetista que piense que la
conducta humana lo esté. Los mismos genes pueden expresarse de modo diferente
según el contexto pero en contraste con los genetistas, si hay científicos
sociales que creen que la conducta humana está determinada al 100% por factores
ambientales o culturales.
Kanazawa basa muchas de sus
observaciones en su “Principio de la sabana” que dice así: El cerebro humano tiene dificultades para comprender y tratar con
entidades y situaciones que no existían en nuestro entorno ancestral. Su libro
es el resultado de unir este Principio evolutivo con sus ideas sobre la
inteligencia general que define así: Es la capacidad para razonar inductiva y deductivamente, pensar abstractamente,
sintetizar información y aplicarla a nuevos dominios[1]. Para
Kanazawa, la inteligencia general ha evolucionado como una adaptación para
tratar con novedades evolutivas, con problemas inéditos no recurrentes. Para la
psicología evolucionista, dice Kanazawa, la mente está constituida por módulos
especializados en problemas específicos como el reconocimiento de caras o
aprendizaje de la lengua materna entre otros muchos que han sido diseñados por
la evolución para resolver problemas adaptativos. La aparición de la
inteligencia general puede haber surgido para enfrentar problemas
evolutivamente nuevos que no existieron durante el millón y medio de años que
nuestros antepasados vivieron en una sabana estable en la que esa inteligencia
general no era tan necesaria para afrontar la supervivencia como lo es en el
ambiente rápidamente cambiante en el que vivimos desde hace 10.000 años. Su
teoría afirma que los individuos más inteligentes son mejores que los menos
inteligentes en resolver problemas solo cuando estos sean evolutivamente nuevos.
Hay dice Kanazawa, muchos malentendidos sobre
la inteligencia y de ellos, no pocos están motivados políticamente al equiparar
erróneamente la inteligencia con la dignidad humana (human worth). La primera idea equivocada, según Kanazawa, es
afirmar que los test que miden el CI están sesgados culturalmente contra
ciertos grupos étnicos o clases sociales. Los científicos sociales asumen que
todos los grupos étnicos son igualmente inteligentes porque son seres humanos
igualmente dignos y si algunos de estos grupos tienen medias más bajas en los
test es que estos test están sesgados culturalmente contra estos grupos. Hay
evidentes diferencias entre negros y caucásicos en su presión arterial y entre
hombres y mujeres en su peso pero nadie considera “racista” al esfingomanómetro
o a la báscula del baño porque nadie equipara aparatos y diferencias con la
dignidad humana. ¿Cuáles son las preguntas sesgadas culturalmente en el Test de
Raven? se pregunta Kanazawa. Miden la capacidad de razonar y el sesgo es contra
la incapacidad de razonar porque cociente intelectual e inteligencia no son la
misma cosa; la tercera, que los test no son fiables; la cuarta, pensar que los
genes no determinan la inteligencia, solo lo hace el entorno (educación y
socialización)…
Las experiencias tempranas influyen sobre la inteligencia del
adulto pero lo hacen principalmente disminuyendo esa inteligencia no
incrementándola. Enfermedades, lesiones, malnutrición y otras condiciones
pueden impedir que los así afectados no desarrollen su potencial genético pero
hay muy pocas experiencias infantiles que incrementen la inteligencia del
adulto (Kanazawa no menciona ninguna). De modo paradójico, a medida que las
naciones se vuelven más ricas, sanas e igualitarias, más, no menos importante,
es el papel de los genes en la determinación de la inteligencia adulta. Cando
el entorno se vuelve igualitario la varianza entre los individuos depende casi
en exclusiva de los genes
Basándose en el Principio de la sabana
y en las ideas sobre la inteligencia general de Kanazawa, un peculiar
psiquiatra evolucionista, Bruce.G. Charlton, propuso en 2009 en Medical Hypotheses una teoría sobre los
que él llama, idiotas inteligentes (clever sillies)[2].
Kanazawa escribe en su libro:
Mientras que las personas más inteligentes pueden hacer
muchas cosas mejor y de modo más eficiente que las menos inteligentes, hay
muchas otras cosas que no pueden… las personas inteligentes tienden a fracasar
cuando se trata de las cosas más importantes desde una perspectiva biológica…
las personas inteligentes son solo buenas cuando se trata de hacer cosas que
son relativamente nuevas en el curso de la evolución humana (pero) no son
necesariamente buenas en hacer cosas que nuestros ancestros siempre han hecho
como encontrar y mantener una pareja, ser padre o hacer amigos… las personas
inteligentes no son buenas para hacer las cosas que son más importantes en la
vida…
Estos Idiotas Inteligentes, en la terminología de Charlton, son personas definidas
por sus altos niveles de inteligencia que son vistos por el resto de la
población como portadores de ideas y conductas tontas en todo lo que no tenga que ver con su especialidad. El
estereotipo del “sabio despistado o excéntrico” es el prototipo popular de una
persona de talento en un dominio científico que carece de “sentido común” en todo
lo que atañe al trato con otros seres humanos o con el mundo práctico. La inteligencia
general no es sólo una habilidad cognitiva es también una disposición
cognitiva, de tal modo, que un alto C.I tiende a ir acompañado de un tipo de
personalidad distintiva que incluye la apertura a nuevas experiencias, es
ilustrada, defiende valores políticos progresistas de izquierda y suele ser
atea. Siguiendo las ideas de Kanazawa, Charlton sugiere que la explicación de
esta asociación entre inteligencia y personalidad es que las personas con altos
niveles de C.I tienden a usar con exceso la inteligencia general a la hora de
resolver problemas cotidianos y a anular las formas instintivas y espontáneas
de conductas evolutivas que podrían denominarse sentido común. El uso
preferente del análisis abstracto es a menudo útil cuando tratamos con las
varias novedades evolutivas que encontramos en las sociedades modernas pero no
es útil para tratar con los problemas sociales y psicológicos para los que los
humanos han desarrollado conductas adaptativas de dominio-específico y, dado
que el sentido común, resultado de la evolución, usualmente produce respuestas
correctas en el dominio social, eso implica que las personas más inteligentes
cuando se trata de resolver problemas sociales tengan ideas más originales pero
más estúpidas que las personas de inteligencia media y se comporten de modo
inadaptado
Kazanawa comenta esta teoría de
Charlton en el libro pero rechaza los términos clever y sillies como smart y stupid aunque comparta las demás ideas de la teoría. Charlton
sugiere que los liberales y otras personas inteligentes son clever sillies porque aplican de modo
incorrecto razonamientos lógicos abstractos a dominios sociales e
interpersonales. La evolución nos ha dotado de respuestas eficaces a problemas
familiares como la búsqueda de pareja, la paternidad, el intercambio social o
las relaciones con otros. Todos estos mecanismos evolutivos componen lo que se
llama sentido común. Todos tenemos
sentido común sin embargo las personas inteligentes tienden a aplicar de modo
erróneo sus habilidades lógicas y analíticas derivadas de su inteligencia
general a dominios familiares para los que tenemos respuestas evolutivas.
A partir de su principio y de su
propuesta sobre la inteligencia general Kanazawa dedica el resto del libro a
aplicar estas ideas a dominios específicos. ¿Por qué los liberales son más
inteligentes que los conservadores?; ¿Por qué los ateos son más inteligentes
que los religiosos?; ¿Por qué los homosexuales son más inteligentes que los
heterosexuales?; ¿Por qué a las personas más inteligentes les gusta la música
clásica?... No conviene fiarse mucho de la literalidad de los enunciados pues
según las ideas de Kanazawa son más inteligentes en lo nuevo y más estúpidos en
lo que no lo es que suele ser relevante evolutivamente.
Por ejemplo: Los liberales son más inteligentes que los conservadores
pero, entonces, dice Kanazawa, ¿por qué son tan estúpidos?. los liberales carecen de sentido
común porque su inteligencia general lo anula. Piensan en situaciones donde se supone que deberían sentir. No es fácil definir lo que es el liberalismo. Kanazawa utiliza la
versión americana actual: la preocupación genuina por el bienestar de personas
no relacionadas genéticamente con nosotros y la disposición a contribuir con
generosas aportaciones de recursos privados al bienestar de esas personas. En
términos económicos eso se traduce en la defensa de impuestos altos y la transferencia
de esos impuestos hacia programas sociales. Los conservadores son igualitarios:
creen en la igualdad de oportunidades y no se sienten muy preocupados por los
resultados siempre que esté garantizada la igualdad de oportunidades. Su
igualdad, es meritocrática. Los liberales creen en la igualdad de resultados
más que en la igualdad de oportunidades y procuran poner los medios necesarios
para conseguirlo.
En términos evolutivos el liberalismo es una novedad. Los
humanos estamos diseñados para ser altruistas con los relacionados
genéticamente, con ellos, familiares, los amigos y los aliados con los que se
relacionan. Pero no con extraños con los que es posible que nunca se
encuentren. Nuestros ancestros vivían en bandas de 150 individuos genéticamente
relacionados. Las grandes ciudades……
Hay
como se ve muchas cosas discutibles y quizás sesgadas en este libro pero leer a
Kanazawa, por irritantes que puedan ser no pocas de sus afirmaciones, tiene una consecuencia relevante aunque él no
la buscara. Se aprenden muchas cosas intentando refutarlo. Muy pocas, (y
malas) condenándolo o ignorándolo.
[1]Hay un problema de traducción entre dos
términos que Kanazawa diferencia pero que con frecuencia se utilizan como
iguales: Smart e intelligence. Intelligence
es algo con lo que nacemos; Smart (usado
como inteligencia) es algo que aprendemos. Si estudiamos, nos volvemos más
“smart”. Podríamos traducirlo quizás por "listo" en algún contexto,
“eficaz o eficiente” en otros.
[2]Hay un
excelente resumen de Eduardo Zugasti sobre esta hipótesis en su blog
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