jueves, 7 de marzo de 2024

A SCIENTIST IN WONDERLAND: a memoir of searching for truth and finding trouble. Edzar Ernst. Imprint-academic.com. 2015. La ciencia no publicada… no es ciencia Edzard Ernst

 





            Escrito en una prosa que no es alemana sino inglesa, sin adornos, precisa, llena de humor y anécdotas curiosas, sensible y empática con los pacientes, crítica con los burocracias y las conspiraciones de sus colegas, dura con los comportamientos de los médicos austríacos y alemanes en la era nazi e irritada con los fanáticos de las medicinas alternativas de nuestro tiempo, este libro del doctor Ernst, es tanto un relato autobiográfico como una crónica de los avatares que tuvo que afrontar en sus investigaciones y peregrinajes. Ernst nació en Alemania (Baviera) en 1948 en una familia de larga tradición médica. Su padre sirvió en el ejército alemán durante la II Guerra Mundial, en el frente occidental en los primeros momentos de la guerra y más tarde en el frente ruso donde fue capturado y pasó un largo período como prisionero de guerra en Siberia. Liberado dos años después del final de la guerra, de sus tiempos como prisionero en Siberia, nunca quiso hablar con su hijo. Los años de postguerra no fueron años fáciles en Alemania y calentarse, comer o vestirse eran asuntos de supervivencia. Su madre,que era una defensora de las medicinas alternativas, muy extendidas en la Alemania de aquellos años y también en los siguientes (homeopatía, naturopatía, hidroterapia) y que eran practicadas a menudo por médicos, hacía levantar de la cama  muy temprano a sus hijos para que caminasen descalzos sobre la hierba húmeda o la nieve siguiendo uno de esos consejos médicos alternativos. Sus padres se separaron cuando Ernst tenía cinco años y su  madre, que había dirigido con su padre un pequeño hospital de rehabilitación en los años anteriores a la guerra, compró con la ayuda de un tío materno un Spa en el sur de Baviera que convirtió en los años 60, en pleno despegue industrial alemán, en un centro con más de 500 camas. Había un problema: el socio de su madre, el tío Hans Jütter, había sido un general de las SS que, aunque no depurado, (testificó incluso contra Eichmann) no ayudaba a la buena fama del hospital por lo que su madre le compró su parte. Durante años, Ernst se sintió alguien sin patria. Había descubierto que muchos de sus maestros, familiares, incluso sus padres, habían tolerado o aún peor, apoyado con entusiasmo a HItler: el régimen nazi privó a esta generación de su autoridad moral y nos dejó a los niños sin amarras y a la deriva… Ernst sentía vergüenza por ser alemán y no entendía como había sido posible lo que había ocurrido en los tiempos nazis. Quizás por eso y por su admiración por lo inglés, adoptó la nacionalidad británica en el año 2.000.

La complicada infancia y juventud de Ernst,que vivió varios años con  su padre separado de sus hermanos a los que se había llevado su madre después del divorcio, osciló entre el entusiasmo por la música de jazz (tuvo varios conjuntos), y la programada dedicación a la medicina que exigía su madre.Después de un año estudiando psicología, donde empezó a preocuparse con la pseudociencia al ver las peculiares teorías que defendían algunos de sus profesores, ingresó en la facultad de medicina donde se licenció con 30 años cumplidos. Su primer trabajo, en un tiempo en que abundaban los médicos en Alemania y eran escasos los empleos,  fue en el Hospital Homeopático de Munich que trataba en sus 100 camas a pacientes crónicos con métodos homeopáticos y otras técnicas como la medicina herbal, la auto-hipnosis, o las sanguijuelas. Ernst, comprobó que a veces, las cosas funcionaban con esos tratamientos y pidió a su jefe que le explicara cual era a su juicio la causa de esos buenos resultados. Su jefe le dijo: Principalmente se debe al hecho de que retiramos todas las medicaciones inútiles que los pacientes estaban tomando…y nunca olvide el increíble poder del placebo…Su jefe no parecía atribuir ninguna eficacia a las diluciones homeopáticas ni a otros procedimientos por lo que Ernst no sabía si era un herético o un cínico.

A los seis meses dejó el Homeopático. En un viaje a Londres había conocido a una mujer de la que enamoró por lo que hizo las maletas y se fue a vivir con ella. Trabajó unos meses en un psiquiátrico inglés donde las condiciones no eran muy distintas a los de los de España de la misma época que abandonó en cuanto pudo para dedicarse a la investigación al conseguir un puesto en el laboratorio del St Georges Hospital de Londres que investigaba la reología de la sangre para lo que tenía buenas acreditaciones pues había dedicado su Tesis Doctoral a la coagulación sanguínea. En el laboratorio del St Georges adquirió la metodología de investigación, publicó numerosos trabajos y participó en reuniones internacionales. Dos años después, aceptó una plaza en un hospital de Munich donde esperaba combinar la investigación con el trabajo clínico en pacientes con trastornos circulatorios. La experiencia no fue satisfactoria debido a la ingente burocracia que le restaba tiempo para sus investigaciones y a sus conflictivas relaciones con el semanario médico Müncher Medizinische Wochenschriff con el que venía colaborando desde años atrás. Ernst, descubrió que el semanario no se había limitado a ser un observador neutral en el tiempo nazi sino que había publicado experimentos con prisioneros de los campos de concentración y se negaba ahora a reconocer aquellos hechos por lo que rompió su relación con el semanario y se trasladó a un hospital de Hannover no sin antes haber publicado uno de sus primeros trabajos sobre Naturopatía que le valió un premio. Su siguiente destino fue la cátedra de Rehabilitación que se había inaugurado en la prestigiosa Escuela Médica de Viena. El relato de estos años en Viena es duro y no solo por razones burocráticas: El principio cardinal de Viena parece ser…¿por qué hacer las cosas simples cuando pueden hacerse de manera complicada. El mundo médico de la Viena de esos años era enormemente corrupto. Las plazas vacantes se otorgaban por recomendaciones que a veces llegaban de Kurt Waldhein, por entonces presidente del país y más tarde secretario de la ONU que, dice Ernst, había sufrido un misterioso caso de amnesia retrógrada en relación a sus actividades durante la era Nazi…. Los rumores, maquinaciones, chantajes, o amenazas veladas eran la forma habitual de ascender o hacer que descendieran los así aludidos. Las cosas empeoraron cuando Ernst, siempre inquieto con estos asuntos,  comenzó a investigar el pasado de su Facultad en el período que va de 1938 (anexión de Austria por Alemania) a 1945. Los resultados de su investigación los publicó en 1995 en Annals of Internal Medicine y ese artículo, aún hoy considerado por Ernst como el más importante publicado por él, tuvo repercusiones personales en forma de cartas llenas de odio, amenazas y acusaciones sin fundamento de apropiación de fondos por sus antiguos colegas vieneses. En el artículo, Ernst recordaba a sus desmemoriados colegas, queen 1938, 153 de los 197 médicos de la Facultad habían sido despedidos y el decano, el profesor Pernkopf, un nazi convencido, exigió a los demás profesores el certificado de sus antecedentes arios y el de sus esposas. En esos años, la esterilización había sido substituida por la eutanasia y varios niños fueron asesinados en el hospital pediátrico. Dos de los profesores participaron en los experimentos con prisioneros de los campos y fueron juzgados en Nuremberg. Uno fue condenado y el otro se suicidó. Para las láminas de su famoso Atlas Anatómico, el profesor Pernkopf había utilizado  los cuerpos de esos niños asesinados en el hospital pediátrico y también cuerpos de los prisioneros de los campos. La denuncia de Ernst logró que a pesar de sus méritos, se retirasen los ejemplares aún a la venta del Atlas. Cuando al terminar la guerra se quiso depurar a los médicos con pasado nazi, solo 19 de  los 200 miembros de la Escuela estaban libres de actividades nazis en el pasado. A pesar de ello, no fueron depurados (habría que hacerlo con casi todos los médicos vieneses) y el presidente de la Asociación Médica Austríaca tuvo el “valor” en 1945 de recomendar e los médicos despedidos en 1938, que no volvieran a Viena a su antiguo puesto de trabajo porque las vacantes eran pocas y ya “no había judíos que tratar”. De hecho, solo lo hicieron seis.

El anuncio de una convocatoria para cubrir una cátedra de Medicinas Alternativas en la Universidad de Exeter, en Inglaterra, permitió a Ernst escapar del ambiente vienés y comenzar su larga y complicada investigación sobre estas medicinas. La tarea no era fácil. A diferencia de Austria y Alemania, en Gran Bretaña las medicinas alternativas no estaban en manos de médicos sino de practicantes sin titulación. Los numerosos  acupuntores, quiroprácticos, herbalistas, homeópatas, reflexologistas, iridologistas, ni habían estudiado medicina ni tenían entrenamiento fiable en sus disciplinas. Por si no llegara, se mostraban reticentes cuando no hostiles a la medicina y a la ciencia que consideraban el enemigo y defendíanque sus terapias deberían estar eximidas de investigación científica.A pesar de su insistencia en que no era, al menos de partida, hostil a esas medicinas y se proponía acreditar su seguridad, eficacia y costo de modo científico, los problemas fueron la norma desde el comienzo de su trabajo. La investigación en este campo, dice Ernst, difiere de cualquier otra en medicina. Hay un elemento de entusiasmo público por este tipo de terapias y hay que esperar presiones de orígenes diversos:

El campo de la medicina alternativa parece  estar repleto de personas fundamentalistas que tienen una convicción evangélica, de chiflados incapaces de pensar con claridad, pseudoinvestigadores que nunca hicieron investigaciones reales…que no encuentran inusual investigar un tratamiento implausible y producir una falso resultado positivo detrás de otro…

Cuando al fin estuvo en condiciones de iniciar sus pruebas recibió la inesperada visita de un grupo de terapeutas con los que no contaba: los “sanadores espirituales”. Estos sanadores creen que existe una energía curadora que emana de fuentes cósmicas, divinas o de otras fuentes sobrenaturales que ellos pueden canalizar hacia los cuerpos de sus pacientes que son así capaces de curarse a sí mismos. En los años 90 del pasado siglo, había 14.000 de estos sanadores en Gran Bretaña, más que homeópatas, quiroprácticos, acupuntores, herbalistas y osteópatas  juntos. Diseñar la investigación en este campo no resultó fácil. El problema era encontrar un placebo que pudiera satisfacer los criterios necesarios para considerar científica la investigación. Después de muchas discusiones llegó a un acuerdo con los cinco sanadores que participaban en la investigación. Eligieron el dolor crónico como sujeto a investigar y en doble ciego asignaron los pacientes aleatoriamente a cuatro grupos: 1.- Terapia aplicada por sanadores reales en presencia del paciente; 2.- Terapia placebo aplicada por cinco actores simulando ser sanadores; 3.- Terapia aplicada por sanadores reales encerrados en un cubículo fuera de la vista del paciente;4.- Terapia placebo sin nadie en el cubículo. Los resultados replicados posteriormente en otras investigaciones por otros equipos, mostraron queel dolor había disminuido en los cuatro grupos de pacientes con algunas mejorías espectaculares. La pequeña diferencia encontrada entre los cuatro grupos señalaba una mejor respuesta (pequeña) en el grupo placebo. La eficacia de la sanación espiritual se debía al efecto placebo.

El resultado planteaba un problema ético que alcanzaba también a algunas de las otras terapias alternativas: ¿Por qué privar a miles de pacientes de esa terapia ya que a pesar de basarse en el efecto placebo hacía que mejorasen  sus síntomas?... ¿Deberían hacerse públicos los resultados?. La respuesta de Ernst fue, sí:

La administración de placebos a un paciente puede ser no-ética y peligrosa…algunas formas de medicinas alternativas no son inertes…pueden causar serios efectos por sí mismas…Cualquier tratamiento efectivo… generará un efecto específico además de un efecto placebo… si los clínicos dan a sus pacientes un tratamiento efectivo con empatía y compasión generarán una respuesta placebo además de la respuesta al tratamiento efectivo elegido…(esos efectos no específicos)… son elementos esenciales  en medicina… y son la razón por la que los pacientes del estudio experimentaron menos dolor… (pero, esos efectos no específicos claramente útiles) nunca pueden ser una razón suficiente para usar deliberadamente placebos en lugar de los tratamientos establecidos… los clínicos que solo usan placebos –cuando hay una terapia efectiva disponible- están engañando a sus pacientes…

La acupuntura tuvo también sus problemas a la hora de encontrar un placebo adecuado. El equipo de Ernst, diseño una aguja retráctil que “parecía que” se introducía en la piel del paciente sin hacerlo. Los resultados: no diferencia entre los dos grupos (efecto placebo: los dos eran igualmente efectivos en un porcentaje de casos) pero el mismo problema ético que con la sanación. Los acupuntores interpretaban además los resultados de los dos grupos como “efectivos” convirtiendo un resultado negativo en positivo.

            En las dos últimas décadas, dice Ernst, la medicina alternativa ha comenzado un importante ascenso en un clima de sin-razón: hemos asistido a la emergencia de una cultura que es curiosamente indiferente al concepto de verdad…No hay una sola verdad ahora. Hay varias, intercambiables y de igual peso y consideración. Ese popularidad de las medicinas alternativas la atribuyó la antropóloga Mary Douglas en su libro  “Estilos de Pensar”[1], (Ernst, no la menciona), a la “delicadeza” de estas medicinas en las que ni para hacer el diagnóstico se hace violencia alguna contra la privacidad corporal del paciente y donde el terapeuta invoca una teoría global, espiritual, y no local, parcial o física.

A lo largo de los años Ernst tuvo que sufrir críticas hostiles, agresiones y ataques personales. Cartas, llamadas telefónicas, correos electrónicos, lo calificaban de impostor, estúpido, corrupto, sin cualificación o equivocado intencionadamente entre otros muchos insultos. Para entender mejor ese acoso conviene citar algunas cifras: en el mundo se gastan 100.000 millones de dólares en medicinas alternativas (en Gran Bretaña, 1.600 millones de libras) y las investigaciones de Ernst eran una amenaza para las compañías y los profesionales que se beneficiaban de esa nada despreciable cantidad de dinero. En ese marco, solo le faltaba a Ernst, la intervención del príncipe Carlos, un apasionado defensor de las medicinas alternativas (la reina tiene un homeópata de cabecera) y no es por azar que  el capítulo que Ernst dedica a este conflicto principesco lo llame, Off with his head!, algo así como, ¡que le corten la cabeza!... A su llegada a Exeter, Ernst recibió una petición del príncipe Carlos para que le enviara su conferencia inaugural. Lo que le pareció a Ernst un alentador interés por su trabajo era un error. El príncipe Carlos era un firme defensor de la irracionalidad y un no menos firme  oponente a cualquier intento de traer la ciencia al campo de lasmedicinas alternativas. Nombrado presidente en 1982 de la British Medical Association, en su discurso presidencial inaugural, en lugar de destacar los méritos de la medicina moderna hizo un panegírico de la medicina alternativa “que puede aportar considerable alivio sino esperanza a un cada vez más elevado número de personas”. La asociación, a la vista de las “sugerencias” del futuro rey de Gran Bretaña, estableció un comité para estudiar esas medicinas que a los cuatro años emitió su informe: las medicinas alternativas están basadas en filosofías desacreditadas, son terapias sin evidencia de su eficacia y no tienen ningún papel en la medicina moderna. En lugar de reconsiderar su posición, el príncipe Carlos se reafirmó en sus ideas y siguió apoyando públicamente esas medicinas. Incluso llegó a decir, que estaba orgulloso de “ser un enemigo de la Ilustración”. En el 2004, apoyó la dieta Gerson combinada con enemas de café para los pacientes cancerosos lo que valió la reprobación, irritación y críticas de oncólogos como el profesor Michael Baum sin que el príncipe modificara sus ideas. En 2006 se dirigió a los delegados de la Asamblea anual de la OMS para que prescribieran estos tratamientos alternativos a gran escala. Su Foundation for Integrated Medicine,  convocó a Ernst parra formar parte del Comité fundado para el estudio de esas medicinas. Ernst,  retiró poco tiempo después su nombre del comité cuando comprobó que el comisionado por el príncipe había redactado las conclusiones sin evidencia experimental alguna que las refrendara y a pesar de ello mantenía la solicitud para que fueran incluidas en el Servicio Nacional de Salud. Al hacer públicas sus opiniones fue acusado de conducta no ética por no respetar la confidencialidad (lo que era inexacto) y aunque su Universidad de Exeter lo consideró no culpable después de trece meses de “investigación”, mantuvo su consideración de persona non grata lo que hizo que se retirara en el 2011 no sin tener que afrontar un nuevo incidente relacionado con el príncipe Carlos.  Una de las medicinas alternativas favoritas del príncipe era la Homeopatía que, “estudio tras estudio llevados a cabo por mi Unidad-escribe Ernst- había mostrado que la Homeopatía no era solo conceptualmente absurda sino también sin valor terapéutico”. La discusión sobre su valor y méritos estaba cerradapero su “Real Majestad” había facilitado fondos abundantes que venían de Nelsons, uno de los mayores fabricantes de remedios homeopáticos del Reino Unido, para impartir un curso en el Centro for Complementary Health Studies de su misma universidad que Ernst había conseguido  separar de su propia unidad por su anticientifismo abierto. El curso se proponía “integrar” la medicina basada en la ciencia con el curanderismo lo que para Ernst suponía una traición a las bases éticas de la medicina alentando el peligroso error de la “equivalencia” entre ambas prácticas. El rechazo de Ernst a formar parte de ese curso fue uno más de los incidentes que lo hicieron adelantar su jubilación y abandonar su puesto en Exeter. En una entrevista concedida al  Daily Mail, al ser preguntado por el periodista si pensaba que el príncipe Carlos era un vendedor de “aceite de serpiente” (snake-oil), es decir, de productos de curandero, Ernst contestó sin dudar: Sí. Para Ernst, el príncipe Carlos había utilizado su posición de privilegio para impedir la investigación científica al mismo tiempo que promocionaba el curanderismo.

Los dos temas principales a los que Ernst dedicó sus investigaciones, la medicina en la época nazi y las medicinas alternativas, están curiosamente relacionadas. Los nazis abrazaron de modo entusiasta estas medicinas que llamaban Naturheilkundey su integración con la medicina convencional en la llamada Nueva Medicina Germana (Neue Deutsche Haeilkunde) que era la política sanitaria oficial del Tercer Reich que veía el logro de una salud óptima como un deber patriótico. La influencia de estas teorías nazis llegó hasta nuestros días en la contemporánea escuela de medicina alternativa conocida con el nombre de Germanische Neue Medizin, uno de cuyos promotores tuvo problemas con la justicia en nuestro país hace algunos años en ocasión del tratamiento de un niño con cáncer. Ernst, tomó conciencia de esta relación de modo personal cuandose reveló que Claus Fritzsche, un periodista alemán, que publicaba con frecuencia ensayos pro-curanderismo en los que difamaba a Ernst, estaba generosamente pagado por un fabricante alemán de remedios homeopáticos que resultó ser el único hijo (adoptado)  de Goebbels que había sobrevivido al suicidio de este, su esposa y sus demás hijos en 1945. Dos años después de que se revelaran estos pagos, Fritzsche se suicidó.

Al final de su libro Ernst resume la ética de su trabajo:

La ética médica me parece a mí que es violada cuando: los homeópatas prescriben o recomiendan vacunaciones homeopáticas para las que no existe una pizca de evidencia; cuando los quiroprácticos… promueven falsos tratamientos para niños con asma… cuando el príncipe Carlos vende su Tintura Detox que es incapaz de eliminar los venenos del cuerpo…cuando los curanderos seducen a pacientes de cáncer desesperados pretendiendo que han encontrado una cura… cuando los farmacéuticos venden remedios como las Flores de Bach u otros glorificados placebos… cuando los kinesiólogos, iridologistas etc. Afirman que sus test diagnósticos sin base alguna permiten identificar enfermedades serias…cuando políticos que carecen de la más básica comprensión de la ciencia apoyan públicamente el curanderismo afirmando que está basado en evidencias…

Si en el libro aquí reseñado, Ernst se muestra firme en sus resultados pero comedido en su prosa, en su página web http://edzardernst.com/ el tono es otro, tanto en sus propias entradas como en las recogidas de otros investigadores. Algunos ejemplos de artículos: Catastrophic outcome of chiropractic spinal manipulation ; A risk of herbal medicine that has so far been neglected; Killing cancer patients via the Internet; Acupuncture for menopausal hot flushes?: No, it’s just a ‘theatrical placebo’!;Catholic homeopaths claim to cure homosexuality; Some naturopaths are clearly a danger to public health; Homeopathy on the NHS: its days are counted; The place of homeopathy … is … in the history books!...[2].

 

Postdata: (Marzo del 2016). La Universidad de Barcelona ha cancelado, al fin, su Máster en Homeopatía, que venía impartiendo desde el año 2.004 a un precio nada razonable: 6.900 euros. Doce años para enterarse de que no hay evidencias científicas que acrediten la eficacia de la Homeopatía. 

   Las universidades de Valencia y Sevilla todavía mantienen sus cursos de doctorado en Homeopatía. Al parecer, todavía no se han enterado de la inexistencia de evidencias científicas sobre la materia que imparten. 

                       

                                               S.L.C

 



[1] Douglas. M. Estilos de Pensar. Gedisa.1998.

[2] En http://vicentebaos.blogspot.com.es/2013/12/la-epifania-homeopatica-un-articulo-de.html hay una muy interesante traducción de un artículo de Ernst sobre la homeopatía en el que comenta las “epifanías” que en ocasiones llevan a científicos reconocidos a convertirse en entusiastas defensores de estas medicinas. Otro artículo no menos interesante, “Como convertirse en charlatán” en :http://charlatanes.blogspot.com.es/2012/12/como-convertirse-en-charlatan.html.

domingo, 30 de abril de 2023

 

THE RIGHTEOUS MIND. Why good people are divided by politics and religion.Penguin Books. 2012.

 


                

Son 500 páginas, 130 de notas y bibliografía, las que Jonathan Haidt, psicólogo social, dedica a exponer su Teoría de los fundamentos morales y las razones del porqué las buenas gentes se dividen y se enemistan por sus diferentes ideas religiosas o políticas. Pocos asuntos, creo, de mayor interés que el que Haidt estudia pero su teoría,  que avanza a lo largo del libro con pasos bien medidos, no será fácil de resumir. Esta reseña, me temo, será larga.

Haidt escribió este libro con “la esperanza de que si los americanos comprenden los sesgos que afectan a su pensamiento moral cotidiano puedan ser capaces de comprenderse mejor entre sí.

1.- El perro de una familia muere atropellado por un camión delante de la casa familiar. Los dueños, que habían oído que la carne de perro era muy sabrosa, descuartizan el perro, lo cocinan y lo sirven en la mesa como cena. Un hombre acude todas las semanas al hipermercado y compra un pollo. Al llegar a casa tiene sexo con él y después, lo cocina para cenar.

Son dos de los ejemplos imaginarios que propone Jonathan Haidt para hacer pensar a sus alumnos sobre psicología de la moral. Si usted es una persona educada sentirá asco al escuchar estas historias pero tendrá dificultades para explicar porqué es repugnante ese comportamiento.El perro era de la familia, ya estaba muerto, no le hicieron daño alguno y tenían el derecho de hacer con su cuerpo lo que quisieran. El hombre del pollo no le hizo mal a nadie con su comportamiento y todo sucedió privadamente. A pesar de eso, el asco experimentado es aún mayor que en el caso del perro.

           Cuando se le pide a los que escuchan estas historias que razonen el porqué del asco sentido suelen decir algo parecido a esto: Bien; pienso que es algo asqueroso y que debieron enterrar el perro pero no sabría decir que es lo moralmente equivocado. Si quien responde es un liberal, en el sentido que ese término tiene en los Estados Unidos, dirá que cualquiera puede hacer lo que quiera mientras no haga daño a los demás. Si se trata de un conservador puede que responda que quien tenga sexo con un pollo o coma su perro, está haciendo algo moralmente equivocado pues algunas acciones son moralmente equivocadas aunque no dañen a nadie.

Cuando Haidt  le hizo esas preguntas a la gente que salía de un MacDonals popular, se encontró con que las respuestas eran muy diferentes a las de sus alumnos  de la Universidad de Pensylvania. Sus alumnos respondían según el principio que estableciera en 1859 John Stuart Mill:

El único motivo por el que el poder puede ser rectamente ejercido sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada en contra de su voluntad, es impedir que dañe a otros...

La respuesta  típica de  sus estudiantes era:

 Es perverso, pero el pollo era suyo, lo que hizo fue algo  que ocurrió en privado, no le hizo mal a nadie, por lo tanto es correcto.

La gente de los MacDonalds, trabajadores manuales en su mayoría, confrontados con ese tipo de preguntas, callaban y miraban a Haidt como si fuese tonto. ¿Tengo que  explicarle a usted  porqué está mal...?.

Hay más historias. Un colega de Haidt le propuso a un grupo de estudiantes las siguientes situaciones: 1.- Un hombre tiene a su mujer enferma de gravedad y no tiene dinero. Roba la medicina. ¿Es correcta su conducta?. 2.- Tengo en este contenedor una cucaracha esterilizada comprada en un laboratorio donde fue criada en un ambiente limpio. Nosotros volvimos a esterilizarla y no tiene ningún germen. Voy a meterla en este zumo. Ahora: ¿bebería usted un trago de este zumo?. 3.-Aquí tengo este papel donde escribí lo que sigue: Yo... (el nombre del entrevistado), le vendo mi alma después de mi muerte a...(el entrevistador) por dos dólares...4.- Un hermano va con su hermana de vacaciones a París. Estando solos en la habitación piensan que sería agradable tener sexo entre ellos. El usa un preservativo. Ella ya toma la píldora. El acto fue agradable pero deciden no repetirlo más. Será un secreto entre ellos que los unirá más.

Confrontados con estas historias los entrevistados estuvieron de acuerdo con la conducta del hombre en el primer caso y dieron justificaciones razonables para ella: la conducta era correcta porque la vida está por encima de la propiedad. En los otros  casos no había daño posible aparente pero los sujetos no acertaban a justificar su respuesta. Por ejemplo: solo un 13 % estuvieron de acuerdo en que la conducta de los dos hermanos había sido correcta. Los demás la rechazaron pero fueron incapaces de dar razonamientos que justificaran su rechazo. No había peligro de descendencia, fue consentido, fue agradable, no habría reincidencia, no dañaron a nadie…Lo mismo ocurría en los casos de la cucaracha y la venta del alma.  En estos casos, es obvio, dice Haidt, que los entrevistados hicieron sus juicios morales de modo emocional e inmediato e intentaron después justificarlo. El razonamiento, era el sirviente de las pasiones como Hume pensaba y no siempre lo servía con eficacia.

2.- El libro de Haidt pretende responder a las perplejidades de sus entrevistados. Es un estudio de psicología moral que divide en tres partes regidas cada una de ellas por un principio y una metáfora:

 I.-Las intuiciones vienen primero; el razonamiento, después.

II.- Hay más morales que la de daño-justicia (la de Stuart Mill).

III. La moral une y ciega.

 En los ejemplos mencionados, los sujetos rechazaban o aprobaban  primero lo narrado y después intentaban justificar el rechazo razonando, lo que no siempre conseguían. Se comportaban según el  primer principio de la teoría de la moral de Haidt que dice que las intuiciones vienen primero y el razonamiento  después. Haidt, propone la metáfora de un elefante (las intuiciones, el procesamiento automático) y su jinete guía (rider), (el razonamiento consciente). El cerebro, evalúa todo de modo automático en términos de amenaza o beneficio potencial y ajusta su conducta a sus evaluaciones para conseguir lo bueno y evitar lo malo. Los animales, hacen esas evaluaciones miles de veces al día sin necesidad de razonamiento consciente.

En 1980, Robert Zajonc, recuperó antiguos trabajos de Wundt de 1890 en los que había formulado la doctrina de la “primacía de lo afectivo”. Pequeños flash de sentimientos positivos o negativos, decía Wundt, acompañan a la percepción y están de tal modo entretejidos con ella que forman parte del proceso. Zajonc, aconsejó a los psicólogos que tuvieran en cuenta este proceso de dos pasos, el rápido, afectivo, ligado a la percepción, y el lento, el de pensamiento, que consideraba muy nuevo evolutivamente y vinculado al lenguaje. El pensamiento, es el jinete; lo afectivo, el elefante.

3.- Las ideas de Haidt sobre la pluralidad de morales, tienen su fuente en Richard Shweder, un psicólogo cultural, con el que colaboró en la Universidad de Chicago. Shweder, reconocía tres éticas, la de la autonomía, la comunitaria y la de la divinidad. La ética de la autonomía supone que los individuos son entes autónomos que tienen deseos, necesidades y preferencias y deben ser libres para satisfacerlas sin dañar a los demás. En una sociedad semejante, conceptos como derechos, libertad y justicia, permitirán a las  personas coexistir de modo pacífico sin interferir con los proyectos de los otros. Es la ética dominante en Occidente pero basta con poner un pie fuera de la sociedad occidental para que nos encontremos con las otras dos éticas de Shweder.

La ética de la comunidad, que predomina en Asia, está basada en la idea de que las personas son, en primer lugar, miembros de entidades más amplias como familia, ejército, compañías, tribus y naciones que son consideradas entidades reales que hay que proteger. En este caso, los conceptos morales predominantes son, deber, jerarquía, respeto, reputación y patriotismo. La idea occidental de que las personas deben diseñar sus propias vidas y procurar sus metas, se considera una idea egoísta y  peligrosa que debilitará las instituciones de las que depende cada miembro.

La ética de la divinidad, tiene como fundamento la idea de que las personas son recipientes en los que fue implantada un alma divina. Son algo más que animales con conciencia y el cuerpo es un templo. Aúnque no se dañe a nadie, para esta ética, que alguien tenga sexo con un pollo, viola el orden sagrado del universo y degrada a quien lo hace y a su  creador. Los conceptos determinantes son aquí, santidad, pureza, contaminación, elevación y degradación. La libertad personal del Occidente secular es considerada como libertina, hedonista y una celebración de los más bajos instintos humanos. Fue esta ética, que Haidt consideraba extraña y nada fácil de comprender, la que lo llevó a India donde vivió con una familia lo que lo ayudó a comprender  la ética de la comunidad ( con facilidad) y la de la divinidad (con menos facilidad). En India, es la familia, no los individuos, la unidad básica de la sociedady en ella están incluidos los sirvientes. En este mundo moral, dice Haidt, igualdad y autonomía, no son valores sagrados. Honrar a los ancianos, a los dioses, a los huéspedes, proteger a los sirvientes y cumplir los deberes de los roles que tenemos asignados, es mucho más importante. Comprender porqué los hindús le dan tanta importancia al baño, a la comida y  a qué clase de persona tocan, preocupaciones  que comparten con los hebreos y los árabes, fue algo más complicado. Haidt llegó a la conclusión de que estas costumbres tuvieron su origen evolutivo en el asco despertado por cosas que podrían ser contaminantes por lo que era necesario, por razones de supervivencia, mantenerse alejados de ellas. Ese asco, extendió después su influencia sobre  algunos asuntos morales y sobre el propio cuerpo. Un hindú, come con la mano derecha después de lavarla pero se limpia con agua después de defecar, lo que hace “siempre” con la mano izquierda, por lo que se vuelve una segunda naturaleza equiparar izquierda con suciedad y derecha con limpieza.

 4.- Después de su estancia en India y bajo la influencia de Shweder, Haidt, se dio cuenta de que coexistían muchas matrices morales dentro de una nación y que cada una de ellas proporcionaba una completa, unificada e irresistible visión del mundo casi inexpugnable para los ataques y argumentos de los ajenos a ella y no es por azar que Haidt considere el “sesgo de confirmación”, el más dañino de todos los sesgos, como casi imposible de erradicar. La mayoría de las investigaciones psicológicas se hacen sobre un pequeño grupo social, los WEIRD, acrónimo de (western, educated,  industrialized, rich and democratic) que como palabra, literalmente quiere decir, raro, extraño. Una investigación que pretenda alcanzar conclusiones válidas tiene que tener en cuenta las diferencias entre grupos sociales y étnicos pues incluso dentro de un mismo país, hay grupos, como los WEIRD, que son muy atípicos (outliers) dentro de la sociedad y los resultados serán también atípicos. Esa fue la razón  por la que Haidt tuvo que ampliar su investigación para incluir diversos subgrupos étnicos y sociales.   Los universitarios de Pensylvania hablan casi de modo exclusivo empleando categorías de la ética de la autonomía mientras que los otros grupos, como los de la clase trabajadora, emplean también la ética de la comunidad y algunos elementos de la ética de la divinidad. Las diferencias alcanzan también al Yo (self). Si le pedimos a un grupo de WEIRD que complete unas frases  que comienzan por, “Yo soy...”, lo más probable es que lo hagan con palabras referidas a estados psicológicos internos (feliz, extravertido, tímido..) mientras que los asiáticos es probable que recurran a sus roles y relaciones (hijo de, empleado de ...).

Haidt, recurre a una analogía para explicar su teoría de las moralidades. Todos los seres humanos tienen en la lengua cinco receptores gustativos para los sabores dulce, salado, amargo, ácido yumami. Los alimentos y los modos de cocinar varían ampliamente en el mundo pero todos estimulan uno o varios de los receptores básicos. Sería tonto pensar que hay un receptor para la Coca-Cola, otro para el zumo de naranja y otro para el de mango. Todos estimulan el receptor para el dulce y según los casos, alguno  más. La mente moral, es como una lengua con sus varios receptores pero dependiendo de la cultura en la que nos criamos desarrollaremos un perfil de sabores diferente que podrá ser más o menos amplio. Muchos investigadores reducen la moralidad a un “único” receptor, o a dos, case siempre los relacionados con  daño a los otros o  con el trato justo y el respeto por los demás. Para Haidt, no es así. Las matrices morales varían pero tienen que adaptarse de algún modo a una serie de receptores básicos que fueron diseñados por la evolución. Esos “receptores” son módulos cerebrales especializados que se activan cando detectan en el ambiente un patrón específico. Los módulos, son como pequeños interruptores en los cerebros de los animales que se activan por patrones que fueron relevantes para la supervivencia en un nicho ecológico particular. Cuando estos módulos detectan el patrón, emiten una señal que cambia el comportamiento del animal de un modo adaptativo. Muchos animales reaccionan con miedo y huida la primera vez que se encuentran con una serpiente porque en sus cerebros hay un circuito que funciona como detector de serpientes (o de cosas que repten en el suelo). A lo largo de la evolución, esos módulos fueron añadiendo otros “disparadores” del circuito, de ahí que las variaciones culturales de la moralidadse puedan entender a partir de los disparadores añadidos o suprimidos por cada módulo.

Para Haidt, estos módulos morales son innatos pero hay que entender, como hace él mismo, que innato quiere decir que la naturaleza aporta un borrador que la experiencia revisa. Son prewired más que hardwired. Que algo venga incorporado no quiere decir que sea inmodificable. Quiere decir que está organizado previamente a la experiencia pero esta experiencia, las diferentes culturas en el caso de la moralidad, adaptan los módulos innatos, por eso si vamos en busca  de  semejanzas en las diferentes culturas del mundo no las encontraremos en el “libro” terminado y corregido varias veces sino en el “borrador” innato que está en la base.

Haidt, reformuló las tres éticas de Shweder y piensa ahora que hay por lo menos, cinco módulos relevantes, cinco pilares de la moralidad (que después elevó a seis) que están en la base de las matrices morales que la evolución diseñó para responder a retos adaptativos y que Haidt acompaña de su contrario:

 

 

Cuidado

Daño

Igualdad-Reciprocidad

Engaño

Lealtad

Traición

Autoridad

Subversión

Santidad

Degradación

 

  La sexta, añadida posteriormente, es: Libertad/Opresión[1].

El módulo, Cuidado/Daño, evolucionó para responder al desafío de la vulnerabilidad de los niños. Un ñu nacido en el Serengueti, puede correr a los pocos minutos de nacer. Un niño humano, después  de nacer,  tiene un largo período en el que precisa de cuidados. El módulo Daño/Cuidado, despierta en nosotros conductas de ayuda y cuidado cuando vemos señales de sufrimiento en un niño y asco cuando vemos señales de crueldad. La emoción dominante en este módulo, es la compasión.

El módulo, Igualdad-Reciprocidad/Engaño, evolucionó como respuesta a la necesidad de ser recompensados por nuestra cooperación sin que nadie se aproveche de ella. Nos hace aproximarnos a personas que es probable que sean buenos compañeros para el altruismo recíproco y a evitar a los tramposos. Las emociones dominantes son la rabia, la culpa y la gratitud.

El módulo, Lealtad/Traición, evolucionó como adaptación a la necesidad de formar coaliciones. Nos hace sensibles  a la señales  de que otra persona pueda ser o no ser, un buen miembro de la comunidad y a confiar en los buenos y castigar, expulsar o incluso matar, a los que traicionan al grupo. El orgullo de grupo, la rabia y la traición, son las emociones  de este módulo.

El módulo, Autoridad/Subversión, responde a la necesidad de mantener relaciones dentro de una comunidad jerárquica y nos hace sensibles a los  signos legítimos de jerarquía y a los signos de que alguien no se comporta de modo adecuado a su rango. Respeto y miedo predominan aquí.

El módulo, Santidad/Degradación, tuvo como función primera evitar la contaminación, los venenos y  el contagio de enfermedades. El asco es casi, la única emoción de este módulo.

Libertad/Opresión, propone Haidt, evolucionó en respuesta a los desafíos planteados por la vida en pequeños grupos donde algunos individuos podrían acosar y dominar a los demás. Los estímulos originales para activarlo serían los intentos de dominación mostrados, por ejemplo, por un macho alfa, lo que desencadenaría la unión como iguales de los demás miembros del grupo y el control del potencial dominador que podría ser eliminado físicamente. Es un módulo que opera en tensión con el de Autoridad/Subversión. Los estímulos actuales del módulo son todas las situaciones que son percibidas como restricciones ilegítimas de la libertad impuestas por una autoridad.

 Nuevos estímulos que activan los módulos pueden irse añadiendo a los primarios. Por ejemplo: la activación del módulo Daño/Cuidado, puede ser activado hoy por cosas como las matanzas de crías de focas o el maltrato animal; el de Reciprocidad/Engaño, por las  infidelidades en la pareja; el de Lealtad/Traición, puede extenderse a las naciones o a los equipos deportivos; el de Autoridad/Subversión, a los jefes en el trabajo y el de  Santidad/Degradación,  a ideas tabú (comunismo, racismo).

Si no se aceptan estas seis morales resulta complicado entender racionalmente ciertos sucesos. Por ejemplo: En el año  2001,un técnico informático, Awin Meiwes, puso un anuncio en Internet que decía: busco una persona de buena presencia, entre 21- 30 años para ser sacrificada y después comida.El anuncio tuvo cientos de respuestas pero solo uno delos que contestaron, el ingeniero informático, Brend Brandes, mantuvo su decisión después de darse cuenta de que la propuesta de Meiwes era seria. Después de filmar un vídeo en el  que Brandes mostraba  su acuerdo, Meiwes, cortó el pene de Brandes que,a pesar de haber tomado grandes cantidades de alcohol y somníferos aúnestaba consciente, lo frio en una sartén con vino y ajo y lo comió. Branders, probó también un trozo de su propio pene yse metió en una bañera para morir desangrado. Como seguía vivo después de algunas horas, Meiwes, le dio un beso y lo acuchilló. Después,colgó su cuerpo de un gancho de carnicero, lo evisceró y descuartizó, guardando en un frigorífico los trozos de carne que fue comiendo durante los diez  meses siguientes. Meiwes, fue  detenido y juzgado pero como la decisión de Branders, de ser sacrificado y comido fue voluntaria, fue condenado por homicidio involuntario y no por asesinato.

Todos los que se rigen por la ética de la autonomía tienen dificultades cuando intentan explicar las razones por las que sienten repugnancia ante este caso. No se cumplía la exigencia de Stuart Mill, pues no se había producido daño alguno en contra de la voluntad de Branders y desde el punto de vista de la ética de la autonomía, las personas tienen derecho a vivir  sus vidas como quieran (si no dañan a otros, lo que no era el caso), y a terminar sus  vidas como quieran (mientras no dejen familiares indefensos que no se valen por sí mismos) lo que tampoco era aquí el caso. A pesar de ello, todos los defensores de la ética de la autonomía, sentían que era un acto repugnante y que la ley no debería permitirlo (de hecho fue condenado por un subterfugio legal). Si el principio de Stuart Mill no permite que, de acuerdo con lo que afirma, poner fuera de la ley el comportamiento de Meiwess y Branders, es que ese principio noes el adecuado para ser el fundamento de la moral de la comunidad. Meiwes y Branders, trataron el cuerpo como si fuese un trozo de carne de vaca o cerdo y ademásañadieron un componente sexual. Sololos gusanos y los demonios comen carne humana (los caníbales también). No dañaron a nadie ni provocaron daños materiales pero profanaron varios principios de la sociedad occidental como el que afirma, implícitamente o explícitamente, que la vida es un valor supremo y que el cuerpo humano es algo más que una tajada de carne que camina, pero esos principios corresponden a una moral, la de la santidad, que no comparten (conscientemente) muchos ciudadanos.

La mayoría de los animales nacen sabiendo lo que tienen que comer. Los koalas, “saben”, desde que nacen que tienen que comer hojas de eucalipto y ninguna otra cosa. Los humanos tienen que aprender que cosas comer: es el dilema alimentario. Como las ratas y las cucarachas,los seres humanos son omnívoros lo que tiene sus ventajas. Pueden caminar por una tierra desconocida y confiar en que encontrarán algo de comer pero eso tiene también sus desventajas puesla nueva comida puede tener parásitos, ser tóxica o tener microbios así que los humanos omnívoros van por la vida atrapados entre dos motivos antagónicos: la neofilia, (una atracción por cosas nuevas) y la neofobia (miedo de las cosas nuevas) que podrán estar más o menos equilibradas o desequilibradas. A esos motivos básicos se le van añadiendo nuevos componentes.  Los liberales, tienen tendencia a la neofilia y no solo  con las cosas de comer sino con las nuevas ideas, con la nueva música o con la gente desconocida. Los conservadores son más neofóbicos, y serán más allegados a las cosas probadas, a las  tradiciones, y a las  fronteras.

La emoción del asco fue la respuesta evolutiva al dilema omnívoro[2]. Aquellos que tenían un sentido equilibrado del asco evitaban losalimentos peligrosos y sobrevivían pero el asco cumplía también otra función más relevante pues cuando se formaron grupos grandes,el riesgo de infección hizo que lo que llama Mark Shaller, sistema inmune conductual, procurara alejar del grupo a cualquier persona que mostrara señales de enfermedades o presencia de patógenos. Xenofobia y xenofilia fueron las dos nuevas caras de ese sistema y de hecho, como sucedió no hace mucho con el Ébola, la xenofobia crece cuando hayepidemias yla xenofilia cuando no existe ese riesgo. 

Cada individuo, (como cada civilización), tiene un perfil particular en el que los seis fundamentos morales tendrán una relevancia mayor o menor. En Estados Unidos, dice Haidt, los republicanos tienen presentes todos los pilares de la moralidad y tienen casi la exclusividad para estimular y evocar los pilares de Santidad, Lealtad y Autoridad mientras que los demócratas, recurren de manera principal a los de  Daño/Cuidado y Reciprocidad.

Con sus colegas, Haidt, desarrolló una escala para medir el grado de adhesión a uno u otro de los módulos morales según la posición que escogieran los entrevistados a lo largo de un continuum que va de muy liberal a muy conservador, términos que aunque no se ajustan perfectamente a los europeos, podemos considerarlos como de izquierdas (liberales) y de derechas (conservadores).

 Las preguntas que debían contestar los entrevistados (con puntuación) iban dirigidas a los seis fundamentos y tenían dos posibilidades. Por ejemplo: ¿Se pincharía una aguja esterilizada en su brazo?; ¿Y en el brazo de un niño desconocido? (Daño-Cuidado). ¿Daría usted una bofetada a un amigo en la cara - aunque sea en una obra teatral?; ¿Y a su padre? (Autoridad-Subversión); ¿Criticaría anónimamente en una emisora de radio nacional a su país por algo que usted considera justo?;  ¿Y en una emisora extranjera?.(Lealtad-Traición); ¿Actuaría en una obra de teatro en la que tendría que comportarse como un tonto que no sabe responder a preguntas simples?  ¿Y en una en la que tendría que arrastrarse por el suelo, gruñir como un cerdo y orinar en escena? (Santidad-Degradación)…

En 2012 habían contestado la encuesta 135.000 personas. Como se ve en el gráfico, los muy liberales puntúan alto en Cuidado e Igualdad  pero bajo en las otros tres. Los conservadores puntúan también alto, pero menos que los liberales, en Cuidado e Igualdad, aunque en este último caso entienden la libertad, como no intromisión del estado en sus asuntos y los liberales como, vivir como uno quiera pero, a diferencia de los liberales, los conservadores puntúan alto en Santidad, Lealtad y Autoridad que son poco relevantes para los liberales. Los liberales, resume Haidt, valoran el Cuidado y la Igualdad mucho más que las otros tres morales; los conservadores avalan las cinco morales más o menos en la misma medida.

La “guerra cultural” y política  en los Estados Unidos es una batalla entre una moralidad de tres pilares y una moralidad de seis. Una moral, no importa cual, une y ciega, pero, se pregunta Haidt: ¿ que lleva a unas personas a simpatizar con los progresistas, los conservadores o a no hacerlo con ninguno de los dos?. Al menos, desde Marx, la teoría dice que la adopción de una ideología se hace en defensa de los intereses de la clase a la que uno pertenezca. En términos marxistas, que Haidt no emplea: la situación de clase determinaría la conciencia de clase. Los psicólogos que se ocupan de estas afiliaciones han descubierto sin embargo, que los intereses de clase o los económicos son un pobre predictor de las actitudes políticas. Los ricos de la industria son generalmente de derechas pero los ricos del mundo tecnológico informático, son de izquierdas. Los pobres urbanos suelen ser de izquierdas pero los pobres rurales son de derechas. La teoría psicológica más común hasta hace unos años, suponía que la mente es una pizarra en blanco sobre la que la familia, la escuela o los programas de televisión “escribirían” una ideología. Los estudios sobre gemelos uni y bi-vitelinos cambiaron esa teoría. Los gemelos univitelinos separados y dados en adopción en hogares diferentes se parecían más a sus padres biológicos que a los adoptivos y lo mismo ocurría con los adoptados no emparentados criados en un mismo hogar. Los genes determinan entre un tercio y la mitad de las futuras ideologías políticas pero hay que recordar de nuevo, que para Haidt, innato no significa “no modificable” sino “organizado previamente a la experiencia”. Es un borrador que será modificado, por la experiencia en la que viva el sujeto. Rasgos de personalidad como la hipersensibilidad a las amenazas, búsqueda de novedades o extraversión, son ajustes entre lo innato, (unos receptores más o menos sensibles a la serotonina o glutamato, por ejemplo) y la experiencia. La mente humana, no es un procesador lógico sino un procesador de historias. Las narrativas de vida son un nivel elevado de la personalidad y con ellas los humanos buscan darle un sentido a sus vidas. Son el puente entre la adolescencia y la identidad política de la vida adulta que se construyen sobre lo innato, las adaptaciones y los sucesos vitales y son, dice Haidt,  narrativas saturadas de moralidad.

Hay, según Haidt, dos grandes narrativas generales, una liberal, progresista, deudora de Stuart MIll y de Bentham, otra conservadora deudora de Durkheim. La liberal, en versión USA, que exige su adaptación  a Europa dice:

                                                                                                             LA MORALIDAD UNE Y CIEGA

La metáfora central que Haidt propone para esta tercera  parte del libro es: somos un 90% chimpancés y un 10% abejas. Darwin pensaba que la moralidad era una adaptación que evolucionó por selección natural tanto a nivel individual como grupal. La evolución individual fue siempre aceptada pero no la grupal rechazada por los especialistas en evolución como Richard Dawkins y no hace mucho rehabilitada, al menos entre varios de estos especialistas. Para Darwin las tribus que contaban con más miembros altruistas dispuestos a sacrificarse por el grupo sobrevivían más que las tribus con miembros egoístas. El problema era el free rider, el oportunista, el parásito egoísta dentro del grupo que podría aprovecharse del sacrificio de los altruistas para sobrevivir y  beneficiarse sin haber arriesgado nada y difundir así sus genes. Haidt reconoce que la naturaleza humana fue formada primordialmente por la selección a nivel individual pero en determinadas circunstancias se produce un cambio “grupalista” y nos volvemos “abejas”. Tenemos una naturaleza dual de primates egoístas dotados con una especia de interruptor cerebral que se activa en ciertas ocasiones y nos lleva  a comportamientos de colmena en los que en circunstancias especiales, trascendemos el interés propio para fundirnos temporalmente en algo más grande que nosotros mismos. Es lo que Haidt llama, la hive hypothesis(la hipótesis de la colmena) y a la habilidad para pasar de un estado a otro, el hive switch. La “reverencia”, el asombro o el sobrecogimiento sentidos hacia paisajes de naturaleza virgen, ciertas drogas, los conciertos de rock, los entrenamientos militares en orden cerrado, producen ese sentimiento de ser uno con el grupo o “el mundo” que tiene en las neuronas espejo y en la oxitocina su probable fuente neurológica.

Las religiones son hechos sociales que no pueden ser estudiados en individuos aislados como no se puede estudiar una colmena en una sola abeja. Para Durkheim, una religión es un sistema unificado de creencias y  prácticas  relativas a cosas sagradas, es decir, a cosas puestas aparte y prohibidas, que unen en una simple comunidad moral llamada iglesia a todos los que se unen a ellas.

Muchos científicos no entienden las religiones porque examinan solo lo más visible: sus creencias en seres sobrenaturales más que sus vínculos y prácticas grupales por lo que piensan que la religión es una institución extravagante y costosa que dificulta la capacidad de las personas para pensar racionalmente mientras deja una larga serie de  víctimas. Para Haidt, a veces las religiones son así pero para tener una visión adecuada de ellas es preciso acercarse más.

Después de los atentados de las Torres Gemelas los comentaristas de derechas enseguida relacionaron Islam y terrorismo; los de izquierda,  culparon a los islamistas radicales y siguieron afirmando que el Islam es una religión de paz, pero no todos, pues algunos  de ellos,hasta entonces liberales en todo lo que atañía a las religiones, cambiaron  de opinión y comenzaron a atacar, no sólo al Islam sino a todas las religiones (excepto al budismo)  que consideraban delirios que no dejaban que la gente se guiase por la ciencia, el secularismo y la modernidad. Los que así pensaban fueron conocidos desde entonces como los nuevos ateosy cuatro de ellos, Ronald Dawkins, Sam Harris, Daniel Dennett y Chistopher Hitchens publicaron en los años que siguieron libros muy leídos y discutidos. Hitchens, ya fallecido, era periodista pero los otros tres eran filósofos o científicos que ponían la evolución, la biología y la neurociencia en el centro de sus análisis. Estos tres proponen una definición de religión muy parecida en la que los seres sobrenaturales tienen el papel principal pero, según Haidt, olvidan  que una religión tiene tres componentes, creer, hacer y pertenecer, que cuando se toman en cuenta proporcionan una visión de la religión muy diferente de la de los tres neoateos. En los nuevos ateos, el primer paso de su teoría, algo que Haidt también comparte, es la existencia de un módulo hipersensitivo de detección de agentes. Un homínido caminando por la sabana que escuche un ruido en la hierba alta debe decidir si se trata de un depredador o del viento Si piensa que es un depredador, huye y se salva aunque sea el viento el responsable. Es un error de tipo I, un falso positivo. Si cree que es el viento y es un depredador, muere. Ha cometido un error de tipo II, un falso positivo. Un módulo hipersensitivo hará muchos falsos positivos pero esos errores permitirán su supervivencia. Este módulo diseñado por la evolución es el responsable según los neoateos de ver agentes intencionales donde no los hay y entre esos agentes intencionales invisibles estarán los seres sobrenaturales religiosos. Las religiones serían un subproducto de este módulo que no habrá surgido con esa finalidad sino para sobrevivir y esas ideas serían memes transmitidos culturalmente y sometidos a competencia darwiniana. Unos sobrevivirán parasitando la mente de las sucesivas generaciones y las religiones así formadas tomarán la forma de las religiones establecidas según el lugar de nacimiento y la educación recibida. Haidt, acepta el módulo hipersensitivo como fuente de la religión pero defiende  como mejor alternativa la hipótesis de Scott Atran y Henrich que aceptan también el módulo hiperactivo pero creen que las religiones son innovaciones culturales que hacen a los grupos más cohesivos y cooperativos creando una comunidad moral. No necesitamos una investigación científica para saber que las personas se comportan menos éticamente cuando nadie las ve y tener un ser sobrenatural que todo lo ve y castiga todo aquello que fomenta los conflictos dentro de una comunidad como los asesinatos, el adulterio, los falsos testimonios o el no cumplimiento de los juramentos ayudará a mantener la cooperación intragrupal. De hecho, de las 200 comunas creadas en el siglo XIX en los Estados Unidos, solo el 6% de las seculares se mantenían 20 años después de ser fundadas frente al casi 40 % de las religiosas

Las religiones, dice Haidt, son exoesqueletos. Vivir en una comunidad religiosa es vivir enredado en un grupo de normas, relaciones e instituciones que influyen en su comportamiento. Si vivimos como ateos en una comunidad más relajada dependeremos de nuestro compás interno lo que puede resultar atractivo para los racionalistas, dice Haidt, pero es también una receta para la anomia, la ausencia de normas de Durkheim, pues la comunidad ya no dispone de un grupo compartido de normas. Haidt advierte, que las sociedades que olvidan el exoesqueleto de la religión deben reflexionar cuidadosamente sobre lo que les ocurrirá en las próximas generaciones. Todavía no lo sabemos ya que las primeras sociedades no religiosas han apenas emergido en Europa en las últimas décadas y son las sociedades menos eficientes en convertir sus recursos (de los que tienen muchos) en descendencia (de lo que tienen poco).

El libro es más complejo de lo que aquí se ha resumido quizás con no demasiado acierto pero por lo reseñado conviene, pienso yo, que vale la pena el esfuerzo de su lectura.

POSTDATA

Haidt piensa que el “sesgo de confirmación” es el más maligno de los sesgos cognitivos y es además casi imposible de erradicar: ¿ Por qué la gente busca automáticamente pruebas  que apoyen sus creencias iniciales y por qué es prácticamente imposible enseñarla a no hacerlo?. La respuesta de Mercier y Sperber que estudiaron el problema, es que el razonamiento no ha surgido evolutivamente de la necesidad de conocer la verdad sino para ayudarnos a ganar debates. El daño provocado por este sesgo en la investigación y antes incluso, en lo que conviene investigar, ( o lo que es lícito o políticamente correcto investigar) es relevante sobre todo si se tiene en cuenta que en campos como la psicología social en Estados Unidos no hay psicólogos “conservadores” que confronte su sesgo de confirmación con el de los colegas liberales. Casi todos son progresistas. Haidt da una cifra: 266 progresistas o de centro por 1 conservador. Haidt, en las reuniones con colegas pide, irónica pero seriamente a alguno de los presentes como Roy Baumeister, que defienda las ideas conservadoras ausentes en esas reuniones. Un sistema ecológico de ideas en las que uno de sus necesarios componentes non esté presente es un nicho ecológico muerto. Uno de los deberes éticos de cualquier periodista, psicólogo, científico o político debería ser mantener controlado el sesgo de confirmación, pero la tendencia es otra. Se lee lo que confirma nuestras ideas, nos reunimos según nuestras creencias sin que se permita nada que pueda refutarlas. Las sociedades se escinden según su sesgo y el debate se empobrece y eso es algo que no nos podemos permitir. 

En 2003, John Jost[3], psicólogo social de Stanford publicó Political conservatism as motivaded social cognition[4], una muy amplia revisión de artículos que concluía afirmando que los conservadores sufrían de “evitación de la certeza”, necesidad de orden y estructura, dogmatismo, intolerancia a la ambigüedad, resistencia al cambio y apoyo a la desigualdad. En el paso del artículo a los periódicos perdió buena parte de su enunciado “científico”: ¿Es el conservadurismo una forma leve de locura? … (el conservadurismo) es un grupo de neurosis enraizadas en el miedo y la agresión, el dogmatismo y la intolerancia a la ambigüedad”. Los conservadores podrían, y lo han hecho, replicar los “descubrimientos” de Jost y definir a los liberales, como ironiza Michael Sermer[5],  como carentes de compás moral lo que los lleva a ser incapaces de hacer elecciones éticas claras, una desmesurada carencia de certezas sobre cuestiones sociales, un miedo patológico a ser claros que los hace indecisos, unas creencias ingenuas que consideran que todas las personas tienen los mismos talentos y que solo el entorno y la cultura determinan la posición social por lo que el gobierno debe remediar esas injusticias.

Esa omnipresencia del sesgo de confirmación  entre psicólogos y no psicólogos es grave desde el punto de vista de la ciencia. Lee Jussin, de la universidad de Rutgers,  acaba de publicar un  borrador de trabajo (2015), ¿Pueden los altos ideales morales minar a la ciencia, donde estudia las consecuencias del sesgo de confirmación, que hace que en muchos trabajos se descarten evidencias que contradicen los puntos de vista iniciales, se prefieran evidencias que no contradicen estos puntos de vista o  incluso se recurra a hechos  fantasma, (declarar que algo es cierto sin proporcionar ninguna evidencia empírica)[6]. Una posible consecuencia es que, solo el 38 % de los trabajos en psicología publicados en las mejores revistas pueden ser replicados.

Como en los nichos ecológicos, la desaparición de una especie antes presente, (los psicólogos o psiquiatras conservadores) convierte ese nicho en algo ecológicamente muerto que se desarrollará de manera imprevisible y muchas veces, catastrófica. La desaparición puede ser por escisión, fundan una nueva sociedad, por ostracismo, son ninguneados o ridiculizados, o por exilio. En todos los casos, la discusión de los temas relevantes se resiente

 

 

 

 

 

 



[1] No es fácil traducir algunos de los  términos de Haidt por su polisemia. Aquí van en inglés en espera de propuestas más afortunadas: care/harm, fairness(en el sentido de justa igualdad)/cheating,loyalty/betrayal,autorithy/subversión,sanctity/degradation

[2] Colin McGinn, un filósofo británico, acaba de publicar en español un interesante libro sobre el asco muy relevante para lo aquí tratado por Haidt: El significado del asco. Cátedra. 2016.

[3] Pablo Malo, con su habitual maestría y capacidad de síntesis es uno de los escasos colegas que se ha ocupado de este libro de Haidt. Debido a un borrado accidental en el ordenador ya no sé si lo que sigue pertenece al menos en parte a uno de sus artículos, es de mi responsabilidad o es una mezcla. Sea como sea mantiene su interés.

 

[4] http://www.sulloway.org/PoliticalConservatism(2003).pdf

[5] SERMER.M. The believing brain. Robinson. 2011.

[6] Puede consultarse la reseña de E.Zugasti de este trabajo o leerse en su integridad en http://www.terceracultura.net/tc/?p=7960