THE RIGHTEOUS MIND. Why good
people are divided by politics and religion.Penguin Books. 2012.
Haidt escribió este libro con “la esperanza de que si
los americanos comprenden los sesgos que afectan a su pensamiento moral
cotidiano puedan ser capaces de comprenderse mejor entre sí.
1.- El perro
de una familia muere atropellado por un camión delante de la casa familiar. Los
dueños, que habían oído que la carne de perro era muy sabrosa, descuartizan el
perro, lo cocinan y lo sirven en la mesa como cena. Un hombre acude todas las
semanas al hipermercado y compra un pollo. Al llegar a casa tiene sexo con él y
después, lo cocina para cenar.
Son
dos de los ejemplos imaginarios que propone Jonathan Haidt para hacer pensar a
sus alumnos sobre psicología de la moral. Si usted es una persona educada
sentirá asco al escuchar estas historias pero tendrá dificultades para explicar
porqué es repugnante ese comportamiento.El perro era de la familia, ya estaba
muerto, no le hicieron daño alguno y tenían el derecho de hacer con su cuerpo
lo que quisieran. El hombre del pollo no le hizo mal a nadie con su
comportamiento y todo sucedió privadamente. A pesar de eso, el asco
experimentado es aún mayor que en el caso del perro.
Cuando
se le pide a los que escuchan estas historias que razonen el porqué del asco
sentido suelen decir algo parecido a esto: Bien;
pienso que es algo asqueroso y que debieron enterrar el perro pero no sabría
decir que es lo moralmente equivocado. Si quien responde es un liberal, en
el sentido que ese término tiene en los Estados Unidos, dirá que cualquiera
puede hacer lo que quiera mientras no haga daño a los demás. Si se trata de un
conservador puede que responda que quien tenga sexo con un pollo o coma su
perro, está haciendo algo moralmente equivocado pues algunas acciones son moralmente
equivocadas aunque no dañen a nadie.
Cuando
Haidt le hizo esas preguntas a la gente
que salía de un MacDonals popular, se encontró con que las respuestas eran muy
diferentes a las de sus alumnos de la
Universidad de Pensylvania. Sus alumnos respondían según el principio que
estableciera en 1859 John Stuart Mill:
El
único motivo por el que el poder puede ser rectamente ejercido sobre cualquier
miembro de una comunidad civilizada en contra de su voluntad, es impedir que dañe
a otros...
La respuesta típica de sus estudiantes era:
La gente de los MacDonalds, trabajadores manuales en su mayoría, confrontados con ese tipo de preguntas, callaban y miraban a Haidt como si fuese tonto. ¿Tengo que explicarle a usted porqué está mal...?.
Hay
más historias. Un colega de Haidt le propuso a un grupo de estudiantes las
siguientes situaciones: 1.- Un hombre tiene a su mujer enferma de gravedad y no
tiene dinero. Roba la medicina. ¿Es correcta su conducta?. 2.- Tengo en este contenedor una cucaracha
esterilizada comprada en un laboratorio donde fue criada en un ambiente limpio.
Nosotros volvimos a esterilizarla y no tiene ningún germen. Voy a meterla en
este zumo. Ahora: ¿bebería usted un trago de este zumo?. 3.-Aquí tengo este papel donde escribí lo que
sigue: Yo... (el nombre del entrevistado), le vendo mi alma después de mi muerte a...(el entrevistador) por dos
dólares...4.- Un hermano va con su hermana de vacaciones a París. Estando
solos en la habitación piensan que sería agradable tener sexo entre ellos. El
usa un preservativo. Ella ya toma la píldora. El acto fue agradable pero
deciden no repetirlo más. Será un secreto entre ellos que los unirá más.
Confrontados con estas historias los entrevistados estuvieron de acuerdo con la conducta del hombre en el primer caso y dieron justificaciones razonables para ella: la conducta era correcta porque la vida está por encima de la propiedad. En los otros casos no había daño posible aparente pero los sujetos no acertaban a justificar su respuesta. Por ejemplo: solo un 13 % estuvieron de acuerdo en que la conducta de los dos hermanos había sido correcta. Los demás la rechazaron pero fueron incapaces de dar razonamientos que justificaran su rechazo. No había peligro de descendencia, fue consentido, fue agradable, no habría reincidencia, no dañaron a nadie…Lo mismo ocurría en los casos de la cucaracha y la venta del alma. En estos casos, es obvio, dice Haidt, que los entrevistados hicieron sus juicios morales de modo emocional e inmediato e intentaron después justificarlo. El razonamiento, era el sirviente de las pasiones como Hume pensaba y no siempre lo servía con eficacia.
2.- El libro de Haidt pretende responder a las perplejidades de sus entrevistados. Es un estudio de psicología moral que divide en tres partes regidas cada una de ellas por un principio y una metáfora:
II.- Hay más morales que la de
daño-justicia (la de Stuart Mill).
III. La moral une y ciega.
En los ejemplos mencionados, los sujetos rechazaban o aprobaban primero lo narrado y después intentaban justificar el rechazo razonando, lo que no siempre conseguían. Se comportaban según el primer principio de la teoría de la moral de Haidt que dice que las intuiciones vienen primero y el razonamiento después. Haidt, propone la metáfora de un elefante (las intuiciones, el procesamiento automático) y su jinete guía (rider), (el razonamiento consciente). El cerebro, evalúa todo de modo automático en términos de amenaza o beneficio potencial y ajusta su conducta a sus evaluaciones para conseguir lo bueno y evitar lo malo. Los animales, hacen esas evaluaciones miles de veces al día sin necesidad de razonamiento consciente.
En
1980, Robert Zajonc, recuperó antiguos trabajos de Wundt de 1890 en los que
había formulado la doctrina de la “primacía de lo afectivo”. Pequeños flash de
sentimientos positivos o negativos, decía Wundt, acompañan a la percepción y están
de tal modo entretejidos con ella que forman parte del proceso. Zajonc,
aconsejó a los psicólogos que tuvieran en cuenta este proceso de dos pasos, el
rápido, afectivo, ligado a la percepción, y el lento, el de pensamiento, que
consideraba muy nuevo evolutivamente y vinculado al lenguaje. El pensamiento,
es el jinete; lo afectivo, el elefante.
3.- Las ideas de Haidt sobre la pluralidad de morales, tienen su fuente en Richard Shweder, un psicólogo cultural, con el que colaboró en la Universidad de Chicago. Shweder, reconocía tres éticas, la de la autonomía, la comunitaria y la de la divinidad. La ética de la autonomía supone que los individuos son entes autónomos que tienen deseos, necesidades y preferencias y deben ser libres para satisfacerlas sin dañar a los demás. En una sociedad semejante, conceptos como derechos, libertad y justicia, permitirán a las personas coexistir de modo pacífico sin interferir con los proyectos de los otros. Es la ética dominante en Occidente pero basta con poner un pie fuera de la sociedad occidental para que nos encontremos con las otras dos éticas de Shweder.
La ética de la comunidad, que predomina en
Asia, está basada en la idea de que las personas son, en primer lugar, miembros
de entidades más amplias como familia, ejército, compañías, tribus y naciones
que son consideradas entidades reales que hay que proteger. En este caso, los conceptos
morales predominantes son, deber, jerarquía,
respeto, reputación y patriotismo. La idea occidental de que las personas
deben diseñar sus propias vidas y procurar sus metas, se considera una idea
egoísta y peligrosa que debilitará las
instituciones de las que depende cada miembro.
La ética de la divinidad, tiene como fundamento
la idea de que las personas son recipientes en los que fue implantada un alma divina.
Son algo más que animales con conciencia y el cuerpo es un templo. Aúnque no se
dañe a nadie, para esta ética, que alguien tenga sexo con un pollo, viola el
orden sagrado del universo y degrada a quien lo hace y a su creador. Los conceptos determinantes son aquí,
santidad, pureza, contaminación,
elevación y degradación. La libertad personal del Occidente secular es
considerada como libertina, hedonista y una celebración de los más bajos
instintos humanos. Fue esta ética, que Haidt consideraba extraña y nada fácil de
comprender, la que lo llevó a India donde vivió con una familia lo que lo ayudó
a comprender la ética de la comunidad (
con facilidad) y la de la divinidad (con menos facilidad). En India, es la
familia, no los individuos, la unidad básica de la sociedady en ella están
incluidos los sirvientes. En este mundo moral, dice Haidt, igualdad y autonomía,
no son valores sagrados. Honrar a los ancianos, a los dioses, a los huéspedes,
proteger a los sirvientes y cumplir los deberes de los roles que tenemos
asignados, es mucho más importante. Comprender porqué los hindús le dan tanta
importancia al baño, a la comida y a qué
clase de persona tocan, preocupaciones que comparten con los hebreos y los árabes, fue
algo más complicado. Haidt llegó a la conclusión de que estas costumbres tuvieron
su origen evolutivo en el asco despertado por cosas que podrían ser
contaminantes por lo que era necesario, por razones de supervivencia, mantenerse
alejados de ellas. Ese asco, extendió después su influencia sobre algunos asuntos morales y sobre el propio cuerpo.
Un hindú, come con la mano derecha después de lavarla pero se limpia con agua
después de defecar, lo que hace “siempre” con la mano izquierda, por lo que se
vuelve una segunda naturaleza equiparar izquierda con suciedad y derecha con
limpieza.
Haidt,
recurre a una analogía para explicar su teoría de las moralidades. Todos los
seres humanos tienen en la lengua cinco receptores gustativos para los sabores
dulce, salado, amargo, ácido yumami. Los alimentos y los modos de cocinar
varían ampliamente en el mundo pero todos estimulan uno o varios de los
receptores básicos. Sería tonto pensar que hay un receptor para la Coca-Cola, otro
para el zumo de naranja y otro para el de mango. Todos estimulan el receptor
para el dulce y según los casos, alguno más. La mente moral, es como una lengua con sus
varios receptores pero dependiendo de la cultura en la que nos criamos
desarrollaremos un perfil de sabores diferente que podrá ser más o menos amplio.
Muchos investigadores reducen la moralidad a un “único” receptor, o a dos, case
siempre los relacionados con daño a los
otros o con el trato justo y el respeto
por los demás. Para Haidt, no es así. Las matrices morales varían pero tienen que
adaptarse de algún modo a una serie de receptores básicos que fueron diseñados
por la evolución. Esos “receptores” son módulos cerebrales especializados que
se activan cando detectan en el ambiente un patrón específico. Los módulos, son
como pequeños interruptores en los cerebros de los animales que se activan por
patrones que fueron relevantes para la supervivencia en un nicho ecológico
particular. Cuando estos módulos detectan el patrón, emiten una señal que
cambia el comportamiento del animal de un modo adaptativo. Muchos animales
reaccionan con miedo y huida la primera vez que se encuentran con una serpiente
porque en sus cerebros hay un circuito que funciona como detector de serpientes
(o de cosas que repten en el suelo). A lo largo de la evolución, esos módulos fueron
añadiendo otros “disparadores” del circuito, de ahí que las variaciones culturales
de la moralidadse puedan entender a partir de los disparadores añadidos o
suprimidos por cada módulo.
Para
Haidt, estos módulos morales son innatos pero hay que entender, como hace él mismo,
que innato quiere decir que la naturaleza aporta un borrador que la experiencia
revisa. Son prewired más que hardwired. Que algo venga incorporado no
quiere decir que sea inmodificable. Quiere decir que está organizado
previamente a la experiencia pero esta experiencia, las diferentes culturas en
el caso de la moralidad, adaptan los módulos innatos, por eso si vamos en busca
de
semejanzas en las diferentes culturas del mundo no las encontraremos en
el “libro” terminado y corregido varias veces sino en el “borrador” innato que
está en la base.
Haidt,
reformuló las tres éticas de Shweder y piensa ahora que hay por lo menos, cinco
módulos relevantes, cinco pilares de la moralidad (que después elevó a seis)
que están en la base de las matrices morales que la evolución diseñó para
responder a retos adaptativos y que Haidt acompaña de su contrario:
Cuidado |
Daño |
Igualdad-Reciprocidad |
Engaño |
Lealtad |
Traición |
Autoridad |
Subversión |
Santidad |
Degradación |
La sexta, añadida posteriormente, es: Libertad/Opresión[1].
El módulo,
Cuidado/Daño, evolucionó para
responder al desafío de la vulnerabilidad de los niños. Un ñu nacido en el
Serengueti, puede correr a los pocos minutos de nacer. Un niño humano, después de nacer, tiene un largo período en el que precisa de cuidados.
El módulo Daño/Cuidado, despierta en nosotros conductas de ayuda y cuidado cuando
vemos señales de sufrimiento en un niño y asco cuando vemos señales de crueldad.
La emoción dominante en este módulo, es la compasión.
El
módulo, Igualdad-Reciprocidad/Engaño, evolucionó
como respuesta a la necesidad de ser recompensados por nuestra cooperación sin
que nadie se aproveche de ella. Nos hace aproximarnos a personas que es
probable que sean buenos compañeros para el altruismo recíproco y a evitar a
los tramposos. Las emociones dominantes son la rabia, la culpa y la gratitud.
El
módulo, Lealtad/Traición, evolucionó
como adaptación a la necesidad de formar coaliciones. Nos hace sensibles a la señales
de que otra persona pueda ser o no ser, un buen miembro de la comunidad
y a confiar en los buenos y castigar, expulsar o incluso matar, a los que traicionan
al grupo. El orgullo de grupo, la rabia y la traición, son las emociones de este módulo.
El módulo,
Autoridad/Subversión, responde a la
necesidad de mantener relaciones dentro de una comunidad jerárquica y nos hace
sensibles a los signos legítimos de jerarquía
y a los signos de que alguien no se comporta de modo adecuado a su rango. Respeto
y miedo predominan aquí.
El
módulo, Santidad/Degradación, tuvo
como función primera evitar la contaminación, los venenos y el contagio de enfermedades. El asco es casi,
la única emoción de este módulo.
Libertad/Opresión,
propone Haidt, evolucionó en respuesta a los desafíos planteados por la vida en
pequeños grupos donde algunos individuos podrían acosar y dominar a los demás.
Los estímulos originales para activarlo serían los intentos de dominación
mostrados, por ejemplo, por un macho alfa, lo que desencadenaría la unión como
iguales de los demás miembros del grupo y el control del potencial dominador
que podría ser eliminado físicamente. Es un módulo que opera en tensión con el
de Autoridad/Subversión. Los estímulos actuales del módulo son todas las
situaciones que son percibidas como restricciones ilegítimas de la libertad
impuestas por una autoridad.
Si
no se aceptan estas seis morales resulta complicado entender racionalmente
ciertos sucesos. Por ejemplo: En el año 2001,un técnico informático, Awin Meiwes, puso
un anuncio en Internet que decía: busco
una persona de buena presencia, entre 21- 30 años para ser sacrificada y
después comida.El anuncio tuvo cientos de respuestas pero solo uno delos
que contestaron, el ingeniero informático, Brend Brandes, mantuvo su decisión
después de darse cuenta de que la propuesta de Meiwes era seria. Después de
filmar un vídeo en el que Brandes
mostraba su acuerdo, Meiwes, cortó el
pene de Brandes que,a pesar de haber tomado grandes cantidades de alcohol y
somníferos aúnestaba consciente, lo frio en una sartén con vino y ajo y lo
comió. Branders, probó también un trozo de su propio pene yse metió en una
bañera para morir desangrado. Como seguía vivo después de algunas horas, Meiwes,
le dio un beso y lo acuchilló. Después,colgó su cuerpo de un gancho de
carnicero, lo evisceró y descuartizó, guardando en un frigorífico los trozos de
carne que fue comiendo durante los diez
meses siguientes. Meiwes, fue detenido
y juzgado pero como la decisión de Branders, de ser sacrificado y comido fue
voluntaria, fue condenado por homicidio involuntario y no por asesinato.
Todos
los que se rigen por la ética de la autonomía tienen dificultades cuando
intentan explicar las razones por las que sienten repugnancia ante este caso. No
se cumplía la exigencia de Stuart Mill, pues no se había producido daño alguno en
contra de la voluntad de Branders y desde el punto de vista de la ética de la
autonomía, las personas tienen derecho a vivir
sus vidas como quieran (si no dañan a otros, lo que no era el caso), y a
terminar sus vidas como quieran
(mientras no dejen familiares indefensos que no se valen por sí mismos) lo que tampoco
era aquí el caso. A pesar de ello, todos los defensores de la ética de la
autonomía, sentían que era un acto repugnante y que la ley no debería permitirlo
(de hecho fue condenado por un subterfugio legal). Si el principio de Stuart
Mill no permite que, de acuerdo con lo que afirma, poner fuera de la ley el
comportamiento de Meiwess y Branders, es que ese principio noes el adecuado
para ser el fundamento de la moral de la comunidad. Meiwes y Branders, trataron
el cuerpo como si fuese un trozo de carne de vaca o cerdo y ademásañadieron un
componente sexual. Sololos gusanos y los demonios comen carne humana (los
caníbales también). No dañaron a nadie ni provocaron daños materiales pero profanaron
varios principios de la sociedad occidental como el que afirma, implícitamente
o explícitamente, que la vida es un valor supremo y que el cuerpo humano es
algo más que una tajada de carne que camina, pero esos principios corresponden
a una moral, la de la santidad, que no comparten (conscientemente) muchos
ciudadanos.
La
mayoría de los animales nacen sabiendo lo que tienen que comer. Los koalas,
“saben”, desde que nacen que tienen que comer hojas de eucalipto y ninguna otra
cosa. Los humanos tienen que aprender que cosas comer: es el dilema alimentario.
Como las ratas y las cucarachas,los seres humanos son omnívoros lo que tiene sus
ventajas. Pueden caminar por una tierra desconocida y confiar en que encontrarán
algo de comer pero eso tiene también sus desventajas puesla nueva comida puede
tener parásitos, ser tóxica o tener microbios así que los humanos omnívoros van
por la vida atrapados entre dos motivos antagónicos: la neofilia, (una atracción por cosas nuevas) y la neofobia (miedo de las cosas nuevas) que
podrán estar más o menos equilibradas o desequilibradas. A esos motivos básicos
se le van añadiendo nuevos componentes. Los
liberales, tienen tendencia a la neofilia
y no solo con las cosas de comer
sino con las nuevas ideas, con la nueva música o con la gente desconocida. Los
conservadores son más neofóbicos, y serán más allegados a las cosas probadas, a
las tradiciones, y a las fronteras.
La emoción
del asco fue la respuesta evolutiva al dilema omnívoro[2].
Aquellos que tenían un sentido equilibrado del asco evitaban losalimentos peligrosos
y sobrevivían pero el asco cumplía también otra función más relevante pues cuando
se formaron grupos grandes,el riesgo de infección hizo que lo que llama Mark
Shaller, sistema inmune conductual,
procurara alejar del grupo a cualquier persona que mostrara señales de enfermedades
o presencia de patógenos. Xenofobia y xenofilia fueron las dos nuevas caras de
ese sistema y de hecho, como sucedió no hace mucho con el Ébola, la xenofobia crece
cuando hayepidemias yla xenofilia cuando no existe ese riesgo.
Cada individuo, (como cada civilización), tiene un perfil particular en el que los seis fundamentos morales tendrán una relevancia mayor o menor. En Estados Unidos, dice Haidt, los republicanos tienen presentes todos los pilares de la moralidad y tienen casi la exclusividad para estimular y evocar los pilares de Santidad, Lealtad y Autoridad mientras que los demócratas, recurren de manera principal a los de Daño/Cuidado y Reciprocidad.
Con
sus colegas, Haidt, desarrolló una escala para medir el grado de adhesión a uno
u otro de los módulos morales según la posición que escogieran los
entrevistados a lo largo de un continuum que va de muy liberal a muy
conservador, términos que aunque no se ajustan perfectamente a los europeos,
podemos considerarlos como de izquierdas (liberales) y de derechas
(conservadores).
Las preguntas que debían contestar los
entrevistados (con puntuación) iban dirigidas a los seis fundamentos y tenían
dos posibilidades. Por ejemplo: ¿Se pincharía una aguja esterilizada en su
brazo?; ¿Y en el brazo de un niño desconocido? (Daño-Cuidado). ¿Daría usted una
bofetada a un amigo en la cara - aunque sea en una obra teatral?; ¿Y a su
padre? (Autoridad-Subversión); ¿Criticaría anónimamente en una emisora de radio
nacional a su país por algo que usted considera justo?; ¿Y en una emisora extranjera?.(Lealtad-Traición);
¿Actuaría en una obra de teatro en la que tendría que comportarse como un tonto
que no sabe responder a preguntas simples?
¿Y en una en la que tendría que arrastrarse por el suelo, gruñir como un
cerdo y orinar en escena? (Santidad-Degradación)…
En
2012 habían contestado la encuesta 135.000 personas. Como se ve en el gráfico,
los muy liberales puntúan alto en Cuidado e Igualdad pero bajo en las otros tres. Los conservadores
puntúan también alto, pero menos que los liberales, en Cuidado e Igualdad,
aunque en este último caso entienden la libertad, como no intromisión del
estado en sus asuntos y los liberales como, vivir como uno quiera pero, a diferencia
de los liberales, los conservadores puntúan alto en Santidad, Lealtad y
Autoridad que son poco relevantes para los liberales. Los liberales, resume
Haidt, valoran el Cuidado y la Igualdad mucho más que las otros tres morales;
los conservadores avalan las cinco morales más o menos en la misma medida.
La “guerra cultural” y política en los Estados Unidos es una batalla entre una moralidad de tres pilares y una moralidad de seis. Una moral, no importa cual, une y ciega, pero, se pregunta Haidt: ¿ que lleva a unas personas a simpatizar con los progresistas, los conservadores o a no hacerlo con ninguno de los dos?. Al menos, desde Marx, la teoría dice que la adopción de una ideología se hace en defensa de los intereses de la clase a la que uno pertenezca. En términos marxistas, que Haidt no emplea: la situación de clase determinaría la conciencia de clase. Los psicólogos que se ocupan de estas afiliaciones han descubierto sin embargo, que los intereses de clase o los económicos son un pobre predictor de las actitudes políticas. Los ricos de la industria son generalmente de derechas pero los ricos del mundo tecnológico informático, son de izquierdas. Los pobres urbanos suelen ser de izquierdas pero los pobres rurales son de derechas. La teoría psicológica más común hasta hace unos años, suponía que la mente es una pizarra en blanco sobre la que la familia, la escuela o los programas de televisión “escribirían” una ideología. Los estudios sobre gemelos uni y bi-vitelinos cambiaron esa teoría. Los gemelos univitelinos separados y dados en adopción en hogares diferentes se parecían más a sus padres biológicos que a los adoptivos y lo mismo ocurría con los adoptados no emparentados criados en un mismo hogar. Los genes determinan entre un tercio y la mitad de las futuras ideologías políticas pero hay que recordar de nuevo, que para Haidt, innato no significa “no modificable” sino “organizado previamente a la experiencia”. Es un borrador que será modificado, por la experiencia en la que viva el sujeto. Rasgos de personalidad como la hipersensibilidad a las amenazas, búsqueda de novedades o extraversión, son ajustes entre lo innato, (unos receptores más o menos sensibles a la serotonina o glutamato, por ejemplo) y la experiencia. La mente humana, no es un procesador lógico sino un procesador de historias. Las narrativas de vida son un nivel elevado de la personalidad y con ellas los humanos buscan darle un sentido a sus vidas. Son el puente entre la adolescencia y la identidad política de la vida adulta que se construyen sobre lo innato, las adaptaciones y los sucesos vitales y son, dice Haidt, narrativas saturadas de moralidad.
Hay,
según Haidt, dos grandes narrativas generales, una liberal, progresista, deudora
de Stuart MIll y de Bentham, otra conservadora deudora de Durkheim. La liberal,
en versión USA, que exige su adaptación
a Europa dice:
LA MORALIDAD UNE Y CIEGA
La metáfora central que Haidt propone para esta tercera parte del libro es: somos un 90% chimpancés y un 10% abejas. Darwin pensaba que la moralidad era una adaptación que evolucionó por selección natural tanto a nivel individual como grupal. La evolución individual fue siempre aceptada pero no la grupal rechazada por los especialistas en evolución como Richard Dawkins y no hace mucho rehabilitada, al menos entre varios de estos especialistas. Para Darwin las tribus que contaban con más miembros altruistas dispuestos a sacrificarse por el grupo sobrevivían más que las tribus con miembros egoístas. El problema era el free rider, el oportunista, el parásito egoísta dentro del grupo que podría aprovecharse del sacrificio de los altruistas para sobrevivir y beneficiarse sin haber arriesgado nada y difundir así sus genes. Haidt reconoce que la naturaleza humana fue formada primordialmente por la selección a nivel individual pero en determinadas circunstancias se produce un cambio “grupalista” y nos volvemos “abejas”. Tenemos una naturaleza dual de primates egoístas dotados con una especia de interruptor cerebral que se activa en ciertas ocasiones y nos lleva a comportamientos de colmena en los que en circunstancias especiales, trascendemos el interés propio para fundirnos temporalmente en algo más grande que nosotros mismos. Es lo que Haidt llama, la hive hypothesis(la hipótesis de la colmena) y a la habilidad para pasar de un estado a otro, el hive switch. La “reverencia”, el asombro o el sobrecogimiento sentidos hacia paisajes de naturaleza virgen, ciertas drogas, los conciertos de rock, los entrenamientos militares en orden cerrado, producen ese sentimiento de ser uno con el grupo o “el mundo” que tiene en las neuronas espejo y en la oxitocina su probable fuente neurológica.
Las religiones son hechos sociales que no pueden ser estudiados en individuos aislados como no se puede estudiar una colmena en una sola abeja. Para Durkheim, una religión es un sistema unificado de creencias y prácticas relativas a cosas sagradas, es decir, a cosas puestas aparte y prohibidas, que unen en una simple comunidad moral llamada iglesia a todos los que se unen a ellas.
Muchos
científicos no entienden las religiones porque examinan solo lo más visible: sus
creencias en seres sobrenaturales más que sus vínculos y prácticas grupales por
lo que piensan que la religión es una institución extravagante y costosa que dificulta
la capacidad de las personas para pensar racionalmente mientras deja una larga
serie de víctimas. Para Haidt, a veces las
religiones son así pero para tener una visión adecuada de ellas es preciso
acercarse más.
Después
de los atentados de las Torres Gemelas los comentaristas de derechas enseguida
relacionaron Islam y terrorismo; los de izquierda, culparon a los islamistas radicales y siguieron
afirmando que el Islam es una religión de paz, pero no todos, pues algunos de ellos,hasta entonces liberales en todo lo
que atañía a las religiones, cambiaron de opinión y comenzaron a atacar, no sólo al
Islam sino a todas las religiones (excepto al budismo) que consideraban delirios que no dejaban que la
gente se guiase por la ciencia, el secularismo y la modernidad. Los que así
pensaban fueron conocidos desde entonces como los nuevos ateosy cuatro de ellos, Ronald Dawkins, Sam Harris, Daniel Dennett
y Chistopher Hitchens publicaron en los años que siguieron libros muy leídos y
discutidos. Hitchens, ya fallecido, era periodista pero los otros tres eran
filósofos o científicos que ponían la evolución, la biología y la neurociencia en
el centro de sus análisis. Estos tres proponen una definición de religión muy parecida
en la que los seres sobrenaturales tienen el papel principal pero, según Haidt,
olvidan que una religión tiene tres
componentes, creer, hacer y pertenecer, que cuando se toman en
cuenta proporcionan una visión de la religión muy diferente de la de los tres
neoateos. En los nuevos ateos, el primer paso de su teoría, algo que Haidt también
comparte, es la existencia de un módulo hipersensitivo de detección de agentes.
Un homínido caminando por la sabana que escuche un ruido en la hierba alta debe
decidir si se trata de un depredador o del viento Si piensa que es un
depredador, huye y se salva aunque sea el viento el responsable. Es un error de
tipo I, un falso positivo. Si cree que es el viento y es un depredador, muere.
Ha cometido un error de tipo II, un falso positivo. Un módulo hipersensitivo
hará muchos falsos positivos pero esos errores permitirán su supervivencia.
Este módulo diseñado por la evolución es el responsable según los neoateos de
ver agentes intencionales donde no los hay y entre esos agentes intencionales
invisibles estarán los seres sobrenaturales religiosos. Las religiones serían
un subproducto de este módulo que no habrá surgido con esa finalidad sino para
sobrevivir y esas ideas serían memes transmitidos culturalmente y sometidos a
competencia darwiniana. Unos sobrevivirán parasitando la mente de las sucesivas
generaciones y las religiones así formadas tomarán la forma de las religiones establecidas según el lugar de nacimiento
y la educación recibida. Haidt, acepta el módulo hipersensitivo como fuente de
la religión pero defiende como mejor alternativa
la hipótesis de Scott Atran y Henrich que aceptan también el módulo hiperactivo
pero creen que las religiones son innovaciones culturales que hacen a los
grupos más cohesivos y cooperativos creando una comunidad moral. No necesitamos
una investigación científica para saber que las personas se comportan menos
éticamente cuando nadie las ve y tener un ser sobrenatural que todo lo ve y
castiga todo aquello que fomenta los conflictos dentro de una comunidad como
los asesinatos, el adulterio, los falsos testimonios o el no cumplimiento de
los juramentos ayudará a mantener la cooperación intragrupal. De hecho, de las
200 comunas creadas en el siglo XIX en los Estados Unidos, solo el 6% de las
seculares se mantenían 20 años después de ser fundadas frente al casi 40 % de
las religiosas
Las
religiones, dice Haidt, son exoesqueletos. Vivir en una comunidad religiosa es
vivir enredado en un grupo de normas, relaciones e instituciones que influyen
en su comportamiento. Si vivimos como ateos en una comunidad más relajada
dependeremos de nuestro compás interno lo que puede resultar atractivo para los
racionalistas, dice Haidt, pero es también una receta para la anomia, la
ausencia de normas de Durkheim, pues la comunidad ya no dispone de un grupo
compartido de normas. Haidt advierte, que las sociedades que olvidan el
exoesqueleto de la religión deben reflexionar cuidadosamente sobre lo que les
ocurrirá en las próximas generaciones. Todavía no lo sabemos ya que las
primeras sociedades no religiosas han apenas emergido en Europa en las últimas
décadas y son las sociedades menos eficientes en convertir sus recursos (de los
que tienen muchos) en descendencia (de lo que tienen poco).
El
libro es más complejo de lo que aquí se ha resumido quizás con no demasiado
acierto pero por lo reseñado conviene, pienso yo, que vale la pena el esfuerzo
de su lectura.
POSTDATA
Haidt piensa que el “sesgo de confirmación” es el más maligno de los sesgos
cognitivos y es además casi imposible de erradicar: ¿ Por qué la gente busca automáticamente pruebas que apoyen sus creencias iniciales y por qué
es prácticamente imposible enseñarla a no hacerlo?. La respuesta de Mercier
y Sperber que estudiaron el problema, es que el razonamiento no ha surgido
evolutivamente de la necesidad de conocer la verdad sino para ayudarnos a ganar
debates. El daño provocado por este sesgo en la investigación y antes incluso,
en lo que conviene investigar, ( o lo que es lícito o políticamente correcto
investigar) es relevante sobre todo si se tiene en cuenta que en campos como la
psicología social en Estados Unidos no hay psicólogos “conservadores” que
confronte su sesgo de confirmación con el de los colegas liberales. Casi todos
son progresistas. Haidt da una cifra: 266 progresistas o de centro por 1
conservador. Haidt, en las reuniones con colegas pide, irónica pero seriamente
a alguno de los presentes como Roy Baumeister, que defienda las ideas
conservadoras ausentes en esas reuniones. Un sistema ecológico de ideas en las
que uno de sus necesarios componentes non esté presente es un nicho ecológico
muerto. Uno de los deberes éticos de cualquier periodista, psicólogo,
científico o político debería ser mantener controlado el sesgo de confirmación,
pero la tendencia es otra. Se lee lo que confirma nuestras ideas, nos reunimos
según nuestras creencias sin que se permita nada que pueda refutarlas. Las
sociedades se escinden según su sesgo y el debate se empobrece y eso es algo
que no nos podemos permitir.
En
2003, John Jost[3],
psicólogo social de Stanford publicó Political
conservatism as motivaded social cognition[4],
una muy amplia revisión de artículos que concluía afirmando que los
conservadores sufrían de “evitación de la certeza”, necesidad de orden y
estructura, dogmatismo, intolerancia a la ambigüedad, resistencia al cambio y
apoyo a la desigualdad. En el paso del artículo a los periódicos perdió buena
parte de su enunciado “científico”: ¿Es
el conservadurismo una forma leve de locura? … (el conservadurismo) es un grupo
de neurosis enraizadas en el miedo y la agresión, el dogmatismo y la
intolerancia a la ambigüedad”. Los conservadores podrían, y lo han hecho, replicar los
“descubrimientos” de Jost y definir a los liberales, como ironiza Michael
Sermer[5], como carentes de compás moral lo que los
lleva a ser incapaces de hacer elecciones éticas claras, una desmesurada
carencia de certezas sobre cuestiones sociales, un miedo patológico a ser
claros que los hace indecisos, unas creencias ingenuas que consideran que todas
las personas tienen los mismos talentos y que solo el entorno y la cultura
determinan la posición social por lo que el gobierno debe remediar esas
injusticias.
Esa
omnipresencia del sesgo de confirmación entre psicólogos y no psicólogos es grave
desde el punto de vista de la ciencia. Lee Jussin, de la universidad de
Rutgers, acaba de publicar un borrador de trabajo (2015), ¿Pueden los altos ideales morales
minar a la ciencia, donde estudia las consecuencias
del sesgo de confirmación, que hace que en muchos trabajos se descarten
evidencias que contradicen los puntos de vista iniciales, se prefieran
evidencias que no contradicen estos puntos de vista o incluso se recurra
a hechos fantasma, (declarar que algo es
cierto sin proporcionar ninguna evidencia empírica)[6]. Una posible consecuencia
es que, solo el 38 % de los trabajos en psicología publicados en las mejores
revistas pueden ser replicados.
Como en los nichos
ecológicos, la desaparición de una especie antes presente, (los psicólogos o
psiquiatras conservadores) convierte ese nicho en algo ecológicamente muerto
que se desarrollará de manera imprevisible y muchas veces, catastrófica. La
desaparición puede ser por escisión, fundan una nueva sociedad, por ostracismo,
son ninguneados o ridiculizados, o por exilio. En todos los casos, la discusión
de los temas relevantes se resiente
[1]
No es fácil traducir algunos de los
términos de Haidt por su polisemia. Aquí van en inglés en espera de
propuestas más afortunadas: care/harm, fairness(en el sentido de justa
igualdad)/cheating,loyalty/betrayal,autorithy/subversión,sanctity/degradation
[2]
Colin McGinn, un filósofo británico, acaba de publicar en español un
interesante libro sobre el asco muy relevante para lo aquí tratado por Haidt: El significado del asco. Cátedra. 2016.
[3] Pablo Malo, con su habitual maestría y
capacidad de síntesis es uno de los escasos colegas que se ha ocupado de este
libro de Haidt. Debido a un borrado accidental en el ordenador ya no sé si lo
que sigue pertenece al menos en parte a uno de sus artículos, es de mi
responsabilidad o es una mezcla. Sea como sea mantiene su interés.
[4]
http://www.sulloway.org/PoliticalConservatism(2003).pdf
[5] SERMER.M. The believing brain. Robinson. 2011.
[6] Puede consultarse la reseña de E.Zugasti de este
trabajo o leerse en su integridad en http://www.terceracultura.net/tc/?p=7960
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